Amuletos o “en busca de la magia que salva pellejos”

amuletos en Tailandia

Foto: Dan White.

Un buen amigo está en un lío. Y según lo que le dicen, su problema está con el más allá y los que están más acá no quieren saber nada del asunto. Porque, afirman, cada noche mi colega se mete en la cama con el otro lado. Y ese lado no se refiere a la otra acera ni a alternativos orificios, sino al mundo de los muertos.

Todo por culpa de una noche en que unos cuantos lingotazos de más y la efusividad del momento le jugaron una mala pasada. Entre copas estaba él cuando conoció a una moza alocada, bailadora y divertida. A partir de aquí, ya saben. Copas, risas, excesos.

Obviamente, acabaron juntos y mi amigo le ofreció a la dama compartir su lecho. Lo que desconocía él es que la amada improvisada le iba a cargar con el muerto, y no en sentido figurado. Ni siquiera nada sospechó cuando ya estaban los dos desnudos (o casi) y jugando al juego favorito de cualquiera.

En plena explosión pasional, ella decidió cambiar de posición para mirar hacia Ayuthaya -era una mujer muy religiosa- y mi amigo, ya acariciando el clímax, le pasó la mano por la cara y el cuello, donde tropezó con algo. La dama no se había despojado de un colgante al quitarse la ropa y el muchacho, con las ansias y la cabeza (o cabezas) en otra cosa, tiró de aquello y algo se rompió.

Y de repente, la histeria. Ella empieza a gritar y se lanza sobre un polvo grisáceo que acaba de aparecer sobre la almohada mientras, con una mano, se aferra al colgante desgarrado. Mi amigo no entiende nada, intenta consolarla y ella le grita y le dice que ha hecho algo terrible. Está enfurecida y él vuelve a preguntar qué diablos pasa.

cenizas tailandia

Aquí uno puede guardar un pergamino o los restos del vecino.

“Has tirado los restos de mi abuela, que era una persona magnífica”, solloza ella, intentando recoger lo que, entonces, él descubre que son cenizas. Y por lo que se entiende, restos humanos carbonizados, vamos.

Nadie sabe por qué la joven llevaba un trozo de su abuela dentro de su takrud -así se conocen estos amuletos que no siempre han de cargar con cenizas- con tan poca protección. Sería normal esperar un poco más de respeto hacia el más allá, al menos haber apretado con fuerza la rosca. Pero lo cierto es que es normal ver en los cuellos de muchos tailandeses el tubito con el que, a veces, llevan las cenizas de un ser querido.

En el caso de mi amigo, ahora el drama está servido. O quizás esparcido, por lo de las cenizas en la almohada. Ella dice que el espíritu de su abuela -a quien mucho quería y que por eso quiso cargar con sus cenizas en su cuello- puede vagar libre por la casa del caballero. Incluso puede ser un problema si se enteran los dueños del condominio.

Porque lo de los espíritus es un tema muy serio en el que, para algunos, es el país a medio desarrollar más supersticioso del planeta. Si alguien se suicida en un piso, su valor puede llegar a bajar hasta entre un 30% y un 40%. Porque nadie quiere vivir con un espíritu rondando.

Sin embargo, no son los amuletos que llevan las cenizas de un difunto los más populares en Tailandia. Es más, esta práctica se realiza incluso en según qué ambientes de países occidentales. Lo que es único en Siam es la pasión con la que se vive la superstición de los amuletos tailandeses, que se consideran mágicos. Un negocio que mueve más de un millón de euros al año en todo el país y que, para muchos, es la magia suya de cada día.

 

Amuletos mágicos tailandeses, ¿y qué son?

 

protesta tailandia magia amuletos

En las protestas políticas también aparecen los fanáticos de los amuletos. Esperan movilizar a los espíritus además de a los descontentos.

Para algunos extranjeros, lo de los amuletos tailandeses les suena al mercado de los amuletos que sale en las guías de viaje, lugar común para comprar supercherías que llevar de vuelta a casa. Para muchos de los siameses, en cambio, es mucho más. Estos colgantes y piezas de metal son magia.

En una cultura donde es posible lucir tatuajes embrujados protectores y en la que es normal que una joven abra las piernas ante un hechicero para que otro tipo se encapriche de esas piernas, los talismanes mágicos no podían faltar. Con una distorsionada versión del budismo siamés en medio de todo el asunto.

Los amuletos que podemos ver en muchos de los coches, los que llevan los tailandeses colgados del cuello e incluso como anillos y todos los que lleven algún detalle budista no son populares por bonitos. Sino por sus poderes demostrados.

Su origen parte del budismo, dicen muchos fieles. Lo que no suelen detallar es que el budismo no dice nada de ellos, sino que son una interpretación siamesa de la religión. Los expertos dicen que estos talismanes se popularizaron justo cuando el país abrazó los preceptos de la religión -y nunca en la era de Buda-, así que mezclaron doctrina y superstición como aquí más gusta.

Amuletos tailandeses

Buda dijo que no quería representaciones totémicas ni ‘becerros de oro’ a los que adorar. Y su imagen ha acabado en oro en los templos e incluso colgada del cuello de muchos. Junto a otras deidades del budismo y a veces del hinduismo.

Los amuletos protegen, otorgan fortaleza, suerte y, por supuesto, dinero. La paradoja de siempre, ¿cómo puede un talismán budista ayudarte a ganar dinero si dicha religión quiere eliminar lo material? Ante esto, los fieles optan por la casilla de no sabe, no contesta.

Los vendedores y creadores de amuletos -suelen ser creados por monjes y magos mediante procesos secretos- tienen su excusa, por supuesto. El amuleto no se puede vender porque el budismo no lo permite.

Entonces, ¿qué es eso que vemos cuando un tipo suelta los billetes a cambio del talismán? En el giro habitual siamés, que siempre trata de colarle mentiras incluso al más allá, se dice que “no se compra, sino que se pasa de mano en mano y lo del dinero nada tiene que ver, es una donación”.

Este intercambio amistoso con donaciones de por medio parece tener mucha marcha. Porque el mercado de talismanes en el país hace más de una década era de unos diez millones de bahts, y ahora es cuatro veces más grande. Alrededor del millón de euros y con unas cinco millones de personas dedicadas a su mercadeo. Sin compra-venta, claro. Tiendas que no venden amuletos pero los cambian de dueño a cambio de donaciones hay hasta unas 5.000 en todo Siam.

Y es que la magia, en estas tierras, mueve casi tanto dinero como el sexo, con permiso de las bajas pasiones. Pero creyentes hay muchos, de los que se cargan de amuletos o llenan el coche de figuras y talismanes para que les protejan en el camino de su vida.

hombre talisman tailandés

Augurando una vida de buena fortuna.

A mí, muchas veces, esto me recuerda a las figuras de San Pancracio en la carnicería del barrio, con su moneda de cinco duros agujereada colgada en el dedo del santo a modo de dónut. O a la moda gitana de mi barrio en los años 90, donde se competía por lucir en el cuello el Cristo de oro más grande. Como si hablásemos de pollas en lugar de medallones.

Normalmente, se considera que hay tres grupos de compradores de amuletos tailandeses. Primero están los coleccionistas por pasión, luego los especuladores que esperan ganar dinero con los aumentos de precio de los talismanes y finalmente están quienes creen en sus poderes mágicos. Grupo importantísimo y muy notable.

 

La ‘magia’ de los amuletos tailandeses

 

amuleto polla tailandés

El ‘polla-amuleto’ también es muy popular. Estos pueden verse también en tamaño real -o irreal según con quien se compare- y fabricados en madera. Muy habituales en muchas casas.

Gran parte de la autoridad religiosa de Tailandia, y la que muestra la cara más digna del budismo siamés, se queja de lo que representan los amuletos hoy en día. Porque demasiados fieles creen en ellos y se aferran a su magia. Los discursos de aquellos supersticiosos cuajan mucho más en la opinión pública que los que niegan sus poderes.

Los historiadores explican que el nexo entre amuletos y religión fue posible ya que ambas tendencias llegaron a Tailandia en el mismo momento histórico. Pero que la idea era que el amuleto recordase promesas y votos para combatir la tentación. Algo así como un anillo de boda y nada sobrenatural.

Hoy en día, muchos monjes intentan explicar eso mismo a los siameses. Les piden que usen los amuletos para recordar el camino a seguir, para que cuando la tentación esté cerca se aferren a ello. Algo así como el que se va a un karaoke y se encandila con una muchacha, pero finalmente rechaza hacer algo con ella porque ve su amuleto colgando del cuello y recuerda que no puede hacer según qué actos.

En el vídeo sobre estas líneas se explican con claridad todos estos temas, en un reportaje realizado por estudiantes universitarios. Porque también son muchos los tailandeses que quieren que su pueblo deje de aferrarse al más allá, a los espíritus y a los talismanes mágicos.

Ante todo, porque lo que muchos fieles piden a los amuletos es ganar dinero, conseguir el amor o incluso salvar el pellejo. Y mientras unos pagan barbaridades por sus talismanes mágicos, otros se llenan los bolsillos. Con historias tan rocambolescas como la del calenturiento Chuchok, el vagabundo a quien veneran con bailes en paños menores. También hay amuletos sobre tan particular personaje.

Lo que cuaja en los medios, no obstante, son los tipos que afirman lograr milagros gracias a sus amuletos. Como el adinerado que estrelló un Lamborghini y que se partió en dos. Salvó el culo y dijo que fue gracias a su amuleto en el vehículo, valorado en varios millones de bahts. Según parece, hizo caso omiso a la ingeniería del coche italiano, que ante un accidente siempre se parte en dos para salvar la cabina.

accidente coche tailandia

El tipo de la foto mantuvo su pellejo a salvo en un aparatoso accidente. ¿Motivo? Su amuleto, claro.

Algo similar comentó el fulano de la foto sobre estas líneas. Si salió ileso de ese montón de chatarra en el que se convirtió su coche fue por el amuleto que colgaba del retrovisor, quiso explicar. El problema de todo ello, comentan los detractores de la superstición, es que muchos confían más en el talismán dentro del coche que en los seguros e incluso se confían en la carretera. El talisman, esperan, les salvará.

Pero bueno, en España también tenemos lo nuestro. A mí estos fieles supersticiosos me recuerdan al bueno de El Pollo, un vecino muy agitanado de mi barrio, siempre cargando con su guitarra y cantando canciones de Camarón. Un buen día se tatuó un cristo que ocupaba toda la espalda y dijo que le iba a proteger toda la vida. Un ángel de la guarda creado a tinta y la cara del Señor.

Unos cuantos días más tarde, El Pollo cobró su salario y quiso darse un homenaje. En un arrebato, se fulminó la nómina entera junto a sus colegas en una noche de cocaína y putas en los prostíbulos de Castelldefels. Despertó tirado en la calle, ya de buena mañana y sin un duro, pero agradeció al Cristo de su espalda que no le hubiese pasado nada.

Cuando veo la magia de los talismanes en Tailandia y a quienes salvan el pellejo gracias a ellos, siempre me acuerdo de El Pollo. Contando a todos en el parque, con un porro entre los dedos, cómo su Cristo tatuado le protegía de todo mal.

Cuanto menos, fue una suerte para El Pollo que su talismán fuese un tatuaje y así la tinta no acabase esparcida entre las sábanas de sus casas de putas favoritas. Menudo follón hubiera tenido si le llega a pasar como a la dama que, en pelotas, vio las cenizas de su abuela esparciéndose en la almohada de mi amigo. Esta semana he de visitarle, espero no encontrarme al espíritu de la abuela rondando su hogar.

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7 comentarios

  1. Tick-Tack dice:

    El Saratoga y el Riviera; ya hace muchos, muchos, muchísimos años que cerraron.

    El Riviera los viernes tarde y noche….”abarrotao”…de todas las Clases Sociales…Con estriptis en vivo, para animar al personal.

  2. Tick-Tack dice:

    En una medida u otra, todos tenemos algo de supersticiosos, (por diminuto que sea)…Aunque no nos demos cuenta y nos auto engañemos.

    Afirmo que:
    Con “protección añadida” o si ella, todos estamos “protegidos” hasta que de verdad SÍ nos llége la hora de que no sea así….

  3. Aaron dice:

    vayala mierda asi que las tailandesas follan con talismanes espirituales y cenizas de familiares difuntos. jejejeje….. a mi me suena loco y divertido y por que no algo espiritual también. Realmente es una realidad dentro de sus mentes todo este rollo espiritual de amuletos y talismanes, asi que no me importaría follar con espíritus, si ellas quieren.

    Vamos, joder coño si nos ponemos serios en el tema creo que todas las practicas religiosas tienen una descendencia pagana y politeísta, por ejemplo el monoteísmo no creo que hubiera podido nacer sin la sabiduría politeísta egipcia. Es una realidad, así que todas estas practicas de adoración, ofrendas, ritos sagrados, bailes, Dioses, Estatuas, etc. Son inclusive mas antiguas que las religiones que predominan en nuestro hemisferio. Así que deberíamos aceptar un poco mas la realidad de nuestros orígenes. Hay muchos templos en el mundo que da es tristeza su abandono, otro ejemplo en Roma antes de que entrara el cristianismo católico se adoraba a Júpiter y otros Dioses. Existían distintas ceremonias y rituales y por allí creo que hasta existía una ceremonia ritual de orgias, pero no recuerdo el nombre.

    Esa historia de Chuchok esta buenísima…….. tremendos ritos de adoración, ya entiendo por que tantos farangs viejones se van por allá, si creo que nunca pasaran de moda por allá y mejor aun, ya se que cuando llegue a ser viejo no me aburriré tanto. Ya que en la tierra de Siam puede que sea una adoración. En mi tierra nunca lo seré con estas practicas religiosas que existen aquí. A la mierda, me voy a Siam con toda la magia, budismo y superstición.

  4. ritxar dice:

    Tu que vas a ser de un barrio gitano …fantasma

    • Cuánta mala leche en una frase tan corta, ¿le molesta a usted donde me criase?

      Pero antes de hablar despectivamente de alguien a quien no conozco por Internet -como gusta usted hacer-, le invito a mi barrio cuando esté en España. Así puede comprobar lo que quiera.

      Por cierto, ¿he dicho yo que me criase en un barrio gitano? Porque no lo he hecho. Aunque casi fue así, el piso donde viví la mayor parte de mi vida está a 300 metros de una de las mayores barriadas gitanas de Barcelona, Sant Cosme. Un lugar que ha mejorado mucho con los años, la verdad, y bastante auténtico. Y que yo creciese allí no es ni mejor ni peor, yo no catalogo yo a las personas por el lugar donde vivieron o donde viven. Simplemente, me da juego para narrar una serie de situaciones vividas, ya que guardo muy buenos recuerdos de aquellos tiempos y le tengo un gran cariño a mi barrio.

      Lo dicho, está usted invitado al barrio cuando pase a visitar a mi familia. Mire el cariño que le tengo al lugar donde crecí, que solo con su corta frase me ha dado para redactar unos cuantos párrafos.

  5. Aaron dice:

    viva San Cosme y San Damián, coño por que siempre tiene que estar un jodido tipo escribiendo mierdas……… el que no le guste que no escriba aquí.

  6. AlexRC dice:

    Genial el artículo como siempre. Hay muy poca información sobre las supersticiones de los tailandeses. Con este post me he reído mucho.

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