Una manera de vivir ‘a la tailandesa’

anestesia Tailandia

Los más viciosillos suelen decir que es el libertinaje. Bueno, al menos aquellos a los que no les importa que sus vecinos descubran cómo disfrutan entre cócteles y faldas. Otros dicen que son las playas y las montañas, y no faltan a los que la comida y el clima les parece lo mejor de Tailandia. Pero lo que más se escucha entre los que un día visitan el más popular del sureste es otro asunto. La gente que habita este país, dicen, es lo mejor de estos lares. Lo felices que son y cómo suelen hacer de la tranquilidad una forma de vida.

No seré yo quien diga sandeces como que debemos aprender de ellos. Porque entre seis decenas de millones de personas hay de todo, pero ante todo porque no soy yo nadie para decir que uno es mejor que otro. Lo que sí puedo comentar es que hay mucho de los siameses que me atrae. Como el hecho de que hagan de sus vidas, a veces, una huida hacia adelante.

Y sin embargo, a lo largo de los años lo de la tranquilidad siamesa y su forma de ser me ha parecido que es de lo que más se distorsiona al pasar por la óptica de unos ojos redondos. Los tailandeses no son un pueblo pacífico -precisamente lo de pelearse a machete y en calzones siempre les ha gustado mucho-, sino que son unos vagos de cuidado. Será el calor, qué sé yo.

Lo de la vagancia nada tiene que ver con bostezar o con no levantarse del sofá. Sino con hacerlo todo de la manera más fácil, sin complicarse ni darle vueltas al coco. Tomar siempre el camino más fácil. Lo que a mí me gusta decir que es vivir a la tailandesa.

Aunque, claro, no soy yo el único que lo dice. El sociólogo y colaborador con el Bangkok Post Wasant Techawontham, quien tiene la aquí mal vista costumbre de analizar a su pueblo, dice que lo de no preocuparse de un carajo y tomar el camino más fácil es algo que está dentro del ADN de todo siamés. Es más, afirma que hay un dicho popular que dice que “un verdadero tailandés es aquel que hace todo pensando en su comodidad”.

 

Situaciones ‘a la tailandesa’

 

Militares mujeres Tailandia

Tras dar un golpe de Estado y derrocar al Gobierno electo, los militares lo tienen fácil para convencer al pueblo de su necesaria actuación. Con un poco de pechuga basta.

El bueno de Moncho siempre lo decía. “Qué país, amigo, qué país”. La frase sonaba mejor con su cantarella de uruguayo criado entre porteños que sobre el papel, pero mucha razón tenía. Esta manera de hacerlo todo a la tailandesa, sin pensar demasiado, es de lo más divertido de Siam.

Se nota cuando los militares dan un golpe de Estado y conflictos no hay muchos. Como si les cansase pelear por lo suyo. Los militares compensan, eso sí, sacando muchachas a pasear en uniformes de camuflaje con escote. No diré yo que sea una manera de arreglar nada, pero al menos anestesia al personal. Y es que cuando la entrepierna está contenta todo se mira con otros ojos. Rasgados o no.

Lo podemos explicar -lo de la anestesia y el buen hacer a la tailandesa– con una de las nuevas aventuras de Moncho, quien ha regresado a Siam por un tiempo aburrido de su tierra de la plata. Nuestro uruguayo favorito se topó un día con un local enorme que decía ser un restaurante de carne a la brasa. Y Moncho, que muchas noches sueña con sus asados y la ternera de la Pampa, quiso darse un homenaje carnívoro. Eran las cuatro de la tarde.

Allí, totalmente solo en el restaurante y cuando había pasado media hora y llevaba tres cervezas grandes, empezó a encabritarse por lo mal que iba todo. Las camareras no le hacían caso y el solomillo que había pedido no llegaba. Así que tras los casi dos litros de cerveza, enojado, se fue al lavabo a aliviar la vejiga. Sin imaginar que aliviaría algo más.

Mientras se descargaba amorrado a un orinal, una cuarentona con el uniforme del restaurante entró en el baño y empezó a limpiar el suelo. No se le ocurrió pensar a la buena señora que podía haber esperado a que el único cliente del local estuviera fuera del baño. Para ella era la hora de limpiar y lo demás era irrelevante. Y cuando se puso a limpiar el suelo que hay bajo los orinales, tampoco le importó que Moncho estuviera allí. Pasó su fregona bajo el instrumento de nuestro amigo.

Hasta aquí nada poco habitual. Lo mejor del caso fue que al loco de Moncho, con el pelado bien agarrado y la otra ahí fregando, no se le ocurrió otra cosa que decirle a ella si le podía hacer una limpieza de sable. Ella lo miró extrañado y él sacó un billete de 500 bahts. Y todo acabó a la tailandesa.

Moncho se largó del restaurante con 500 bahts menos, unas cervezas entre pecho y espalda y sin solomillo. Ya que cuando regresó del baño le dijeron que lo de la carne estaba complicado, que estaban esperando a que se descongelara y no había manera. Claro, si sacan el pedazo de carne del congelador como si fuera un ladrillo y el aire acondicionado hiela la cocina a 15 grados es difícil.

“Fui a comer asado y salí sin probar bocado, pero en el excusado me hicieron un buen petardo“, cuenta Moncho. Nadie quiso allá poner algo de su parte y tiraron todos por lo fácil, a la tailandesa. Así acabó nuestro amigo sin su carne, pero sin poder quejarse. Qué país, amigo, qué país.

 

La alegre y triste anestesia siamesa

 

examen tailandés copias

Curiosos métodos para evitar que los alumnos se copien en los exámenes.

No todo el mundo es igual y generalizar no es menester. Pero buena parte de los siameses tiran por lo fácil, igual que en España el fútbol le gusta a casi todo el mundo. Las sencillas formas de los tailandeses son cachondas, claro, y es lo que muchos confunden al decir que son tipos tranquilos.

Más que gente calmada, los siameses prefieren hacerlo todo con el más mínimo esfuerzo. Es como en el adolescente ante la lavadora: Pone el primer programa que se encuentra por ahorrarse el esfuerzo de pensar unos segundos, y si luego la ropa blanca sale rosa o encogida pues ya es otro problema. Lo malo es que el adolescente lo pensará dos veces la próxima vez y el tailandés no. Porque el adolescente igual piensa que el desastre de la ropa es por su mala cabeza y el de los rasgados ojos dirá que es el karma.

policía tailandia suckers

Una de las situaciones más delirantes de la policía tailandesa en este periodo de dictadura militar. Hacer una rueda de prensa en Nana para tranquilizar al personal que viene ‘polla en mano’ y ponerse tras ese letrero solo podía ocurrir en un lugar donde todo se hace ‘a la tailandesa’. Recordemos que la propia policía envió esa foto a los medios.

Eso los hace ser bastante arriesgados, que no valientes. El siamés no se la juega esperando conseguir en su vida algo más grande. Para nada. Cuando el grueso de los hijos de los Rama toman sus riesgos es para no complicarse la vida. Y eso se nota mucho en las carreteras.

Tailandia ocupa el penoso segundo lugar como país con mayor mortalidad en sus carreteras. Es cierto que muchos de los cruces parecen haber sido diseñados en la ebriedad de algún ingeniero de temblorosas manos, pero las infraestructuras tailandesas son realmente buenas. Grandes autopistas, muchos carriles por cada sentido y un estado de conservación más que apto. ¿Qué ocurre para que la conducción por aquí haya sido tildada de “trampa mortal”?

La culpa está en la escasa educación vial y la falta de persecución a los infractores junto a la mentalidad de hacerlo todo a la tailandesa. La mayoría de gentes de estas tierras -y sobre todo los que menos educación tienen- aplican en la carretera lo mismo que en su día a día: Cuanto más fácil, mejor.

Por eso, los motoristas no llevan casco. Porque es más cómodo pasar de ello. Y los que conducen camionetas se olvidan de poner intermitentes. Mis favoritos son los conductores que se ponen en mitad del carril de aceleración a paso de tortuga, provocando que aquellos que quieren ir rápido tengan que moverse al vial de los camiones más lentos. El drama está servido.

Policía tailandia estafa

A veces, lo de perder cara es lo que más pesa en las sanciones policiales. En la imagen, el nigeriano fue robado por el trío tailandés. Y parte de la culpa que sufrieron los estafadores fue el escarnio ante los medios, con la víctima señalándoles como delincuentes.

Esta búsqueda del camino más fácil, la exacerbación de aquello de que “la ignorancia es la felicidad”, está presente en muchísimas situaciones en Tailandia. Algunos dicen que es debido a su peculiar manera de entender el budismo y a pensar que todo ocurre gracias a las fuerzas sobrenaturales. Pero, para un servidor, tiene más con la comodidad de hacerlo todo pensando en el placer del momento sin pensar en las consecuencias. Como el que la mete en caliente sin condón en lugares de dudosa reputación y luego se lamenta. Porque con tanto calor, buena comida y las bajas pasiones cubiertas, la vida puede ser aquí pura anestesia.

Aun así, esta manera de hacerlo todo a la tailandesa es también lo que hace que este lugar siga siendo divertido y diferente. Qué país, diría Moncho. El mismo donde un día puedes preguntarle a un policía por una dirección y el mismo agente te llevará en su scooter de paseo donde quieras. O el lugar donde uno va a comer carne a un restaurante y sale con hambre pero alegre.

Quizás el problema más importante es cómo se aprovechan los militares y aquellos que mandan ante la sencillez de miras de muchas de sus gentes. Al fin y al cabo, medio centenar de personas controlan más de una cuarta parte de las riquezas del país y un 1% de la población más de la mitad del dinero que circula en los bancos.

Y sin embargo, esa manera de hacerlo todo a la tailandesa, sin pensar en las consecuencias ni en el mañana, hace que la vida aquí sea trepidante. Divertida y alocada. Y aún con todos sus riesgos, es con eso con lo que prefiero quedarme. Porque solo se vive una vez, ¿verdad?

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8 comentarios

  1. Aaron dice:

    mierda hermano tremendo articulo, ese Moncho le sacudieron allí abajo y la mujer limpiando como si nada…..jajajajaj deberas que a la manera tailandesa suena muy bien, por que en lugares donde la mente esta llena esta mas podrida en conceptos culturales y religiosos, es mejor la mente vacia, quizás sea por el budismo. Pero la mente llena de perjucios y estigmas es peor y doloroso. Asi veo la mente cristiana en general, es una conciencia de estigmas espirituales y leyes absurdas.(especialmente el protestantismo) Es mejor estar en Tailandia y que las mujeres vean un monumento dragoniano o serpentino erguido, que otro muerto hechos pedazos, y sufriendo y El otro por lo menos esta relax y meditando. Así que estos esta mejor, Creo que así mismo la mente tailandesa funciona………Realmente al igual que tu no creo que todo se arregle de forma meditativa y relax, por que también en talandia ellos tiene la historia del machetadera y toda esa vaina, pero bueno de seguro eso pasa como en todos lados cuando te encabronan. Lo que si es seguro es que esto es otro mundo y la forma es diferente para todo y es mejor, por que las complicaciones son aburridas. El tailandés no le gusta las complicaciones, a mi tampoco. La vibra tailandesa es muy potente cuando se vive por estos lugares occidentales. Ademas las tailandesa huelen a feromonas desde aquí, son la mas seksis. jajajajaja

  2. mal dice:

    Fantástico, como siempre. La verdad es que para el turista de paso, esto no resulta demasiado visible. Más bien parece lo que describes, tarnquilidad, todo lo más, un cierto “laissez-faire”… Cosas del budismo, solemos pensar los farangs.
    Y después están las imágnes del chino repartiendo estopa al trio de una familia de guiris porque uno osó empujarlo sin querer…. Cosas del Yaa ba, dirán otros, que los siameses no son así…. Bueno.
    De todo ay en la viña de Buda….
    Lo cierto es que el país les funciona. No sé cómo, pero…..
    Y tiene un encanto que nos obliga a volver, volver, voooolveeeer!
    Será la sonrisa.
    O la tortilla del Patataman….
    Para cuando una nueva edición?

  3. Carlos dice:

    Sublime. He descubierto el blog hace cuatro días y ya estoy enganchado. Me gusta el enfoque que le das a todo, viajo en Marzo para allá. Ójala podamos tomar unas cervezas por Bangkok. Sigue así!

  4. Mal dice:

    Por cierto, lo de las orejas y el gorro de papel… será de coña, no?

  5. Mal dice:

    Una proposición: No te animas a enlazar tus artículos en otros medios desde aquí?
    Siempre es interesante leerte, sea donde sea!

  6. ¡Gracias por vuestros comentarios! La verdad es que se agradece, y de un tiempo a esta parte tengo el blog algo abandonado. En parte porque estoy escribiendo en otros sitios y porque preparo una novela -en realidad dos-, pero quiero volver a la regularidad habitual de Bangkok: Bizarro.

    Tengo unas cuantas ideas para el blog, y espero publicar un artículo este mismo fin de semana. ¡Abrazos!

  7. Aaron dice:

    Excelente blog el mejor para ponerle sazón a la vida……..Suerte y mucho éxito en todo lo que emprendas.
    Y de que tratan las novelas ?
    Es sobre Romance y Tailandesas?? jejejeje

    Saludos,

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