A la rica fresca de los centros comerciales

Louis Vuitton Tailandia

La pasión de muchos (y sobre todo muchas) para poder mostrar al mundo de qué buena familia proceden. O al menos intentar aparentarlo.

Cuando vives en esta parte del mundo te acostumbras a situaciones un tanto dantescas. Lo de pasear esquivando vibradores y cajas de Viagra junto a mujeres en burka es un ejemplo. Pero luego está lo de los centros comerciales y las marcas de lujo. Un día te das cuenta de que te fijas en los zapatos que viste la gente en el metro y en los bolsos de miles de dólares que lucen algunas y te preguntas en qué demonios te has convertido.

Es la pasión por las marcas que vive este país. La misma que, claro, hace que Bangkok parezca un centro comercial gigantesco. Aunque la excusa perfecta para crear más y más grandes centros comerciales no sean las marcas, sino ofrecer un lugar donde los ciudadanos de la capital puedan pasear a la fresca del aire acondicionado. Cuando llegué aquí hace más de tres años, me fascinó la cantidad de grandes y gigantescas superficies en la ciudad. Desde entonces, he visto cómo han ido multiplicándose.

Bangkok es una ciudad de centros comerciales. Y a lo grande. Lo de las enormes áreas de shopping es algo bastante normal en Asia. Shibuya y Ginza en Tokio están plagadas de calles atestadas de tiendas, lo mismo que Seúl y su área cercana a Myeongdong.

Pero lo de la capital tailandesa es diferente. No es que en el centro existan los habituales ejes comerciales. Es que Siam, el centro histórico de Bangkok -si es que una ciudad asiática puede tener centro-, hoy en día no es más que una sucesión de centros comerciales. Casi todos ellos iguales. Sólo hay eso en Siam. Hasta es habitual cruzar toda la avenida a través de centros comerciales en lugar de hacerlo por la calle. Así no se pasa calor y los comerciantes pueden intentar venderte una camiseta.

Esto hace que lo normal en Bangkok sea pasar el día dentro de un centro comercial. Por eso de refrescarse, vamos. No esperes encontrar una tienda de moda en la calle. Ni cualquier comercio importante que se precie. Están todos a buen resguardo del aire acondicionado. En la calle sólo hay 7 Eleven. Y no, tampoco esperes encontrar bares de cañas como en tu barrio.

 

Centros comerciales , ¿sólo para ricos?

 

Prada Tailandia

Al alcance de todos los bolsillos. Tienes cuatro tiendas Prada en diferentes centros comerciales en el centro de la ciudad. No vaya a ser que te quedes sin bolso.

El asunto es más peculiar cuando proliferan los centros comerciales de lujo. Porque ese es precisamente el territorio de Hong Kong y Singapur, donde los principales distritos de ambas ciudades también están plagados de grandes superficies. Y donde tiendas como Chanel o Prada tienen colas llenas de ciudadanos chinos para comprar bolsos un sábado . Y es que ambas ex colonias inglesas tienen algo que Bangkok no puede ofrecer. Precios sin impuestos.

Y sin embargo, debido a la embriaguez por seguir creando centros comerciales en la capital tailandesa, desde hace poco más de una semana tenemos el que viene a ser el Rey de Reyes de los Corte Inglés con ojos rasgados. Central Embassy.

Un engendro metálico en Bangkok donde sólo tienen cabida marcas de las que necesitas empeñar un riñón para comprar un pantalón. También hay un Zara, la oveja negra, pero la marca española en Asia es considerada de semi-lujo y sus precios son de más del doble de su valor en España.

Central Embassy

Allí donde ahora está Central Embassy, el nuevo centro comercial de Bangkok, antes se extendía uno de los pocos jardines que quedan en la ciudad. ¿Quién quiere fotosíntesis cuando puedes tener aire acondicionado?

La verdad es que verlo desde fuera impresiona. Sobre todo, porque está en Ploenchit, una de las pocas zonas del centro de la ciudad que quedaban libres de un engendro del estilo. Pero lo realmente catastrófico es lo que tenemos ahí dentro. En semejante centro comercial, donde se esperan entre 50.000 y 60.000 visitantes diarios, las marcas que te dan la bienvenida son Gucci y Prada. Y no son las más caras.

No esperes encontrar un Uniqlo. Zara ya hemos dicho que es lo más barato y en Tailandia es caro. Por supuesto, marcas de origen tailandés ninguna. En cambio, están Hermes, Chanel, Miu Miu o la popular marca de zapatos Christian Louboutin, para mí una desconocida hasta aterrizar en Asia y que se caracteriza por vender zapatos de tacón a mil dólares el par.

Y ni se nos ocurra pensar que hay un McDonald’s ahí dentro.

Porque la comida que se sirve en Central Embassy puede definirse por todo menos por económica. Es un centro comercial de lujo para remozarse en el lujo. Aunque lo más curioso no son sus restaurantes finolis. Sino su cine. Al fantástico precio de entre mil y 1.500 bahts por entrada, hasta 40 euros, cuando un miércoles normal en cualquier sala tailandesa pagas tres euros.

Cine en Central Embassy Bangkok camas

Si quieres disfrutar del cine sin renunciar a la comodidad de tu camastro siempre puedes ir a Central Embassy. Prohibidos los tocamientos obscenos.

Claro, porque (se supone) es un cine de lujo. En el que en lugar de butacas hay camas. No sé si alguno pensará en ello como una alternativa a los hoteles por horas cuando le entre un apretón con su pareja. Aun así, no sé qué éxito estará teniendo esta alternativa. Lo de ver cine tumbado en una cama sólo lo veo necesario si la película es de Lars Von Trier.

Lo feo del asunto fue cuando fui a darme una vuelta por ahí. Entiendo que por lucrativos motivos hayan destruido uno de los pocos jardines que quedaban en esta zona de Bangkok -curiosamente pertenecían a la embajada de Inglaterra-, pero lo que no me cuadró fue lo desangelado que lucía este rey de los centros comerciales. Hasta parece de cartón piedra. Y si no, atentos a cómo se ve de sucio el suelo de este paraíso del gasto.

Inauguracion Central Embassy

Pues no se veía muy bonito el día de su inauguración. Tampoco muy popular para esperar hasta 60.000 visitantes diarios.

Para ser el lugar de reunión de todos los bangkokianos de billetera alegre, pues tampoco se ve muy pomposo. Y eso que la inversión ha sido de casi 500 millones de euros para levantar semejante bicho de acero y cristal. O quizás sea que la construcción en tierras tailandesas está llegando al final de su burbuja y ya todo vale.

 

Mirar hacia otro lado cuando se habla de crisis

 

Zapatos caros

La gran duda que surge cuando se estrena un centro comercial así es la de siempre. ¿Hay tanto rico capaz a aflojar semejante gallina? Porque se teme que sea que la borrachera de la construcción ya nubla el juicio de los inversores tailandeses.

Es cierto que a los tailandeses les encantan los centros comerciales. Pero existen demasiados. Un ejemplo es que, seis meses atrás, abrió Grand Mercure, el penúltimo en levantarse en la ciudad. Ahora, medio año más tarde, la mitad de sus espacios comerciales están vacíos y casi nadie visita sus instalaciones.

Porque la crisis ya no es algo de lo que no se hable en Tailandia. Hoteles de negocios están a un 30% de capacidad, como algunos de los que maneja la cadena americana Starwood en el centro de la ciudad. Y ayer se confirmó que la economía del país se ha contraído en el primer cuatrimestre del año. Por primera vez desde 2011, cuando el país estaba inundado.

Hoy se ha declarado la ley marcial en Tailandia, con el país patas arriba entre defensores de la oligarquía y gentes del campo que piden un cambio, pero los gerentes de Central Embassy dicen que lo que la capital necesitaba era un espacio comercial como el suyo.

En un país de grandes diferencias entre ricos y pobres, no sé si hay tantos de los primeros como para que compren habitualmente sus zapatos de mil dólares o sus bolsos Chanel de 3.000.

Cierto que a base de créditos cualquier trabajador normal accede al lujo a trancas y barrancas, pero el número de tiendas caras es demasiado grande y se necesitan hordas de compradores con sus tarjetas de crédito listas. Porque puedes comprar Louis Vuitton, Prada o Hermes en cualquiera de los otros centros comerciales que están en la misma zona. Hasta cuatro veces. En Barcelona, en cambio, sólo en una tienda.

Eso que dicen algunos de que aquí hasta las putas tienen iPhone y llevan un bolso Louis Vuitton no es suficiente excusa. También Fidel Castro se vanagloriaba de que en Cuba hasta las putas tienen estudios para defender su modelo educativo.

La gran esperanza es que los turistas sean quienes compren en Central Embassy. Una vez más, que el hombre blanco o los que vienen con turbante sean los que solucionen la papeleta y se dejen sus divisas en dicho centro comercial comprando lujo.

¿Pero es todo esto de los turistas comprando lujo en Bangkok realmente una opción de peso? Porque en Hong Kong y Singapur basan su éxito en vender bolsos caros y zapatos para bolsillos abultados a menor precio al no existir impuestos. Mientras que en Tailandia sí hay tasas y muy elevadas. Además de que en Europa todo esto sale más barato.

“Los turistas preferirán comprar en nuestro centro comercial, aún siendo algo más caro, porque vienen atraídos por nuestras excelentes playas y nuestros templos“, declara el director de este Central Embassy, Chad Chirathivad. Sólo le ha faltado mencionar los bares de luces rojas para completar todos los tópicos turísticos siameses.

Lo que está claro es que no nos vamos a librar es de nuevos centros comerciales. Pronto, delante del otro gran centro comercial de lujo, Emporium, se estrenará otro edificio igual, que se llamará, oh sorpresa, Emporium 2. Sólo habrá que cruzar la calle. ¿Para qué es necesario, habiendo uno ahí, poner otro igual? A mí no me lo pregunten.

También se está creando, al lado de ambos, el distrito Emporium, con un nuevo centro comercial. Los tres lugares accesibles desde la estación de Phrom Phong. Y a nivel mastodóntico, un gigantesco centro comercial en Bang Na que será tres veces el tamaño de Paragon. Que no falten opciones.

 

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6 comentarios

  1. brain dice:

    No se puede negar que lo del cine es original. Nunca se me habría ocurrido algo asi. Si ponen barra para tomarte unas copas ya seria perfecto xD

    • Como eso lo vea algún empresario de la industria de las luces rojas se monta un cine en Nana con películas subiditas de tono y muchachas de saldo y esquina llevando copas. Su público tendría. Sobre todo teniendo en cuenta que prostitución y pornografía son dos negocios prohibidos por ley en Tailandia 🙂

      • Brain dice:

        Menuda contradiccion. He visto videos de Pattaya y Nana, y los locales parecen night clubs :O

        PD: No te apetece ser un emprendedor? 🙂

        PD2: No viene al tema, pero mola el viajecito que te has pegado a Corea. Sitio que tengo en la lista de futuras visitas…

        • Sólo he estado cinco días y no he salido de Seúl, pero me gustó mucho. Llevaba muchísimo tiempo deseando hacer una visita a Corea del Sur. ¡Y no decepciona! Era uno de esos destinos pendientes, aunque me quedo con la sensación que Seúl es de esas ciudades que, para disfrutarlas de verdad, has de vivir en ellas. Hablar un poco de la lengua local, conocer los mejores rincones y hacer amigos locales. Por cierto, la gente muy agradable y la comida espectacular. Si además eres un fanático del cine coreano y de sus thrillers (como yo), pues aún se disfruta más 😛

          • Brain dice:

            Me gusta la cultura asiatica en general. De corea algun dorama y kpop ( ya sabes ). Pelis de alli he visto alguna, la ultima snowpiecer, y estan muy bien. Si lo llego a saber, te digo que quedes con Felipe. Vive en Seul y es un tio muy majo. Ademas tiene su propio blog 🙂

  2. Aaron dice:

    Mierda todo esto es increíble estas construcciones en un país donde creo que hay mas pobres que ricos, me sorprende bastante
    Estos centros comerciales se ven de primer mundo y Tailandia parece un país con otro estilo, buscando cada vez mas llamar la atención del extranjero.
    Creo que Tailandia tiene su propio y único glamour, no creo que necesite muchas cosas fashionistas, para estar a la moda, realmente pienso que el traje tradicional de la mujer tailandesa es un espectáculo y a ellas les queda muy bien.

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