En lavabos y sin ladillas, ¿qué tal la higiene en Siam?

Lavandería en Tailandia Porn Laundry

Esta lavandería no se dedica a las limpiezas de sable, aunque pueda parecer eso. Se trata del clásico error al transcribir el nombre ‘Pon’ (พร) al inglés. En tailandés, la ‘r’ a final de palabra se convierte en una ‘n’. Y el lumbres que hizo la transcripción pensó que así sería más correcto para explicar que la ‘r’ se convierte en ‘n’. Foto: The Sun.

Tailandia es un país limpio. Más o menos. No existen los contenedores y las bolsas de basura campan a sus anchas hasta en la capital, pero al menos el metro no huele a sobaquera. Quizás sea una libre interpretación consumista de esa máxima que afirma la belleza está en el interior. Vamos, que mientras la gente se arregle, la ciudad puede estar hecha unos zorros. De zorras, en este país, mejor ni hablamos.

Lo de la higiene depende mucho de cada cultura. Es como lo del pudor. Asia es más pudorosa que Occidente de cara a la galería, pero si tantos turistas llega a Tailandia polla en mano no es precisamente porque su prioridad sea limpiar el espíritu entre templos.

Cuanto menos, hay que decir que es loable que las gentes de Tailandia cuiden tanto su higiene en un ciudades como Bangkok, donde salir a la calle es como pasear por un horno. Vale que muchos intentan respirar únicamente aire acondicionado, pero no se suele ahorrar en agua y jabón.

Es más, los propios tailandeses se burlan del occidental en general por lo “guarro” que es. En relación a lo poco que nos duchamos.

A mí no me gusta reconocer por estas tierras que he compartido piso en Barcelona con algún buen amigo que podía salir a la calle con la misma ropa que había dormido o que pasaba tres o cuatro días sin ducharse. Porque, aunque les cueste reconocerlo delante nuestro, a los tailandeses les enseñan que los occidentales no nos duchamos y que cuanto más oscura es la piel peor huele. También se dice por España que las portuguesas tienen bigote.

 

El papel de baño, del culo al labio

 

Papel de baño Tailandia

El papel de baño, mucho mejor en la mesa del restaurante que en tu lavabo.

Se come fantásticamente bien en Tailandia, ya hemos hablado de ello por aquí. Sin embargo, ¿qué tal está lo del lavabo? Primero de todo, hay que reconocer que suele estar limpio, a menos que estés en mitad de una carretera perdida entre pueblos remotos.

No obstante, hay algo curioso. La funcionalidad del papel de baño. Si el perro de Scootex se pasase por un lavabo tradicional tailandés, quizás volvería mojado. Pero de arrastrar el popular papel del culo, nada. Porque el rollo de celulosa, en Tailandia, pasa de limpiar oscuros agujeros a nuestros labios.

Con tanta occidentalización, los retretes tailandeses han visto como el papel de baño se hacía un lugar al lado de la taza. Pero no es para el uso que imaginas. Tras liberar todo ese picante que comes en este país, los bajos y oscuros fondos no se limpian con papel. Sino a manguerazos.

Manguera lavabo

Una lucha interna a manguerazos.

Cada país tiene lo suyo cuando se trata de sentarse a reflexionar. En Japón, los lavabos suelen tener un botón para activar música, así las mujeres saben que, si se les escapa algún ruido haciendo fuerza, nadie tras la puerta del lavabo sospechará que son también humanas y sufren los efectos de la biología como todos nosotros. Tailandia eso lo lleva mejor, pero su obcecación por la higiene les lleva al manguerazo.

Dicha manguera, colocada al lado de la taza, dispara chorros de agua a presión, lo que lavará todo resto orgánico humano. El efecto que produce en tan sensible zona es, digamos, transgresor. Te acostumbras, eso sí.

Mientras, el papel de baño está ahí también. En parte para nosotros, pero sobre todo para secar el estropicio que hace la manguera en tus partes bajas. Dicho papel se ha de tirar en una papelera, ya que las cañerías en Tailandia son estrechas y se embozan si las llenamos de celulosa.

Obviamente, si te olvidas de la manguera y te limpias a pelo con el papel y luego lo dejas en la papelera, prepárate a cultivar gérmenes y olor. Para eso, mejor hacer como en tu tierra y, si se emboza, ya pensarás en algo. Una pista: Las cañerías aguantan más de lo que dicen.

¿Y qué hacemos con el papel de baño si no lo necesitamos en el culo? Muy fácil. Lo servimos en la mesa. Es muy común que no tengan servilletas en muchos restaurantes callejeros. Lo solventan con un rollo de papel de culo, barato y sencillo. A lo de usarlo para tus labios, también, te acostumbras.

 

La dicha es mucha en la ducha

 

Songkran elefantes

La ducha está garantizada en Songkran. Foto: The Nation.

Los tailandeses se duchan y mucho. Yo no lo veo mal, ya he dicho que he compartido piso con amigos que nunca gustaban del agua y no era siempre agradable. Sin embargo, en esta parte del mundo se pasan. La ducha se ve como algo higiénico, pero también llega al punto de que ayuda más de lo que debe.

Cómo no, lo más divertido en todo esto de la ducha es cuando uno se encuentra compartiendo techo con alguien del país. Todo el que ha vivido esto del amor interracial sabe que una tailandesa va a exigir a su amante que pase por la ducha. Curiosamente, las que más lo piden son las muchachas de dudoso oficio.

¿Será esa fama que tenemos los extranjeros de que pasamos semanas sin ducharnos? No lo duden. Pero también es una protección.

Recuerdo a un buen español que me encontré comiendo en un garito callejero al que solía ir hace años. Él había asimilado bien lo de la ducha, tras pasar por muchas duchas en hoteles cercanos a Nana. “No te puedes fiar de las mujeres aquí, están cargadas de venéreas“, fue su amplio juicio de valor.

Aquel muchacho me dijo su secreto. “En caso de que te vayas con alguna de ellas, lo más importante es la ducha; haz que se duche y se quede bien limpita, para que así tengas menos oportunidades de pillar algo”. No quiero imaginar cuán exhaustivas debían de ser sus duchas, cuyas fricciones en las bajas pasiones debían tener un interés sanitario y no pasional.

Pero bueno, yo prefiero dejar sus consejos a un lado. Y siempre pensé que el látex es tu amigo en estos casos -aquí y en todo el mundo- y que el agua, por muy bendita, no mata todo bicho como el fuego purificador. Y prefiero seguir pensando así.

 

Sin maleza pero con uñas y dientes

 

Aparatos chica dientes Tailandia

Foto: Dion Cragg.

Los occidentales estamos muy avanzados en esto de la higiene íntima. O no. Son muchos los que piensan que, en esto de tratar con nuestros bajos fondos, los asiáticos están un paso atrás y viven en una época pasada. Yo no lo creo, no hace falta más que mirar las cremas blanqueantes de entrepierna que se venden por aquí. Innovación pura. Ya saben, hay que combatir eso de “blanca de bote, conejo morenote”.

¿Por qué los hay que creen que los asiáticos -y sobre todo ellas- no están preparados para la vida moderna? Primero, porque los tangas y los tampones no los usa casi ninguna chica. Es preferible marcar braga en un vestido ceñido e ir a la piscina en pantalones antes que profanar algún sagrado agujero con impuros inventos. Es un asunto de pudor, no de modernidad.

Y sin embargo, lo de estar preparados para la vida moderna en encuentros sexuales se lleva mejor en esta parte de Asia que en otros lugares de Oriente. Si bien en China o en Japón recortar el vello púbico es casi profanación, en Tailandia es más habitual entre los jóvenes más valientes.

Entre las muchachas, lo de que exista selva antes de la cueva cada vez gusta menos. En buena parte, por eso de blanquear la entrepierna, que luce muy oscura con tanto pelo. Aunque muchos y muchas aún argumenten que la rasuración es una práctica de busconas, cuando alguna actriz tailandesa ha sido grabada en pelotas con algún teléfono furtivo, el detalle de marras estaba ahí. Pelo no había.

Entre hombres, el asunto está peludo. El asiático tiene poco vello y lo de depilarse las piernas o rasurar al calvo de abajo se ve por aquí como algo más afín a quienes se pasan a la otra acera. Vamos, como uno se depile las piernas un día y se le ocurra salir con un pantalón más corto de lo normal, las quinielas vuelan para adivinar cuándo se pondrá tetas.

Aunque esto también está cambiando. El hecho de que el hombre se depile, claro. No los que se cambian de acera, que de esos siempre hay muchos.

Y mientras que en nuestra tierra lo de combatir pelambrera es bastante común, poco gustan las ortodoncias en Occidente. Lo de llevar aparatos es temido por muchos y muchas. Aquí, en cambio, hasta los hay quienes no necesitan corregir la posición de sus dientes y se ponen hierros sólo para lucir. Como el que se hace un piercing.

Ploy Chermarn Boonyasak

Si a la actriz Ploy Boonyasak le da por hurgarse la nariz ya se obra el desastre.

Igual ocurre con las uñas, sobre todo entre los más tradicionales, con muchos que prefieren dejarlas crecer y decorarlas. Tradición que parte de, cómo no, el enorme abanico de supersticiones siamesas. Como casi toda creencia por aquí. Se considera que quienes tienen largas uñas gozan de mejor vida y gran prosperidad.

Todo eso está muy bien hasta que ves a una chica arañando las teclas de su costoso MacBook cada vez que se atasca con sus uñas al teclear. Suele ocurrir si tienes diez centímetros de uña. Peor es cuando te da la mano un hombre y te clava -sin querer- la uña de su dedo pulgar. Aunque suele ser la uña del meñique la favorita de los hombres en dejar crecer, por muy variopintos motivos.

Menos mal que esto de dejarse las uñas crecer es para hacer la vida más longeva en la mayoría de situaciones, porque si prometiesen otro tipo de alargamientos ya la tendríamos montada.

 

Donde no llegue tu encanto, que lo haga tu maquillaje

 

maquillaje

El budismo dice que, aunque la belleza exterior va desligada de la interior, si dentro de ti la luz es muy fuerte, seguro que tu exterior se impregna de esa belleza y te hace más atractivo. ¿Será por eso que existen por aquí tantas pastillas con colágeno y otras sustancias para meter en tu interior y realzar el exterior?

Pero, en Asia, lo que funciona para tener un exterior magnífico es el maquillaje. Con permiso de la cirugía plástica, claro. Las mujeres asiáticas pueden maquillarse varias veces al día y, si vienen visitas a casa, no salen si no se han pintado la cara.

No sólo es pintura. Sino lentillas para agrandar los ojos, pestañas postizas larguísimas, blanqueadores de cara y lo que haga falta con tal de marcar ese exterior.

Los pies, en cambio, se dejan de lado. El budismo nunca se llevó bien con la mitad inferior del ser humano y los pies son muy impuros. Si le metes un pinrel en la cara a alguien si no es en una pelea de Muay Thai, seguramente se moleste si es occidental. En Tailandia es motivo de venganza.

Olvida tocar lo que sea con tus pies, o señalar con ellos. Y más te vale que, si una moneda se cae al suelo y rueda, no se te ocurra pisarla con tus pies para pararla. ¿O quieres poner tus pezuñas en el rostro de tan adorado monarca? A ver cómo le explicas a un juez que eso que pisabas no era para ti más que vil metal.

Eso sí, cuando entres en una casa o en algunas oficinas, has de quitarte los zapatos. Como en tantos países asiáticos. Es realmente cómodo para moverse, ciertamente. Aunque en una oficina o una reunión laboral es algo raro para nosotros de ojos redondos. Si te huelen los pies como a Emilio Aragón, mejor soluciona tu problema.

Aun así, el tema de la higiene y las maneras en Tailandia es mucho más extenso que lo aquí redactado. Sin hablar de que las casas suelen estar más limpias por fuera que por dentro. Siempre por eso de mostrar tus bondades de cara a la galería, ¿para qué quieres un hogar limpio si puedes hacerles ver a los demás que tienes una casa muy cara? Como todo en Siam.

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5 comentarios

  1. brain dice:

    A mi me obligaba a ducharme 2 veces al dia. Una al levantarnos y otra antes acostarnos. Nunca entendere porque te has de duchar al levantarte si ya lo has hecho al acostarte :O

  2. Javier dice:

    Un post muy completo, Luis. La verdad es que muchas de estas cosas se comparten con la cultura china.

    De los chinos también tenemos la idea de que son unos guarros, pero cuando llegué aquí me di cuenta de que era lo contrario, se creen que somos nosotros unos guarros por ducharnos una vez al día. Yo tras años aquí ya he caído en las 2 duchas diarias si no son más. El calor cantonés no perdona.

    No sé si ocurrirá también en Tailandia, pero los chinos (los hombres) están bastante preocupados por el cuidado de la piel y gastan mucho dinero en cosméticos coreanos para cuidarse.

    Aquí no tenemos manguera en los baños, pero el papel en muchos baños públicos se almacena, manchado, en papeleras. Y lo que me sorprende es que los baños no huelen tan mal como deberían por esta práctica. Aunque quizá dependa que suelen tener a 3 señoras limpiando cada 2 minutos.

  3. Aaron dice:

    Mangueras en baños públicos, eso si que es algo nuevo para mi. En mi país tan pequeño no existe nada de eso. Aquí si no hay un Mcdonalds, Burger King y no pides una soda o refresco para disimular que vas a usar el baño. Aguantese a llegar a la casa. Solo puedes pedir que el busero maneje rápido.
    Asi que es mejor ducharse antes del plom,plom con una mujer de siam. Eso me parece buena idea, igual uno debería estar limpio o lo mas aseado posible antes de compartir cama con una señorita tailandesa. Creo que es bueno vivir en un país donde exista festivales con agua, realmente es un elemento muy importante para nuestra existencia, asi que mojarse es muy bueno. Mujeres con uñas largas, bueno que no sean tan largas pero si las usan bien, me parece muy buena idea………. jajajaja La selva de la amazonas en partes intimas, mierda que gran problema. Que bueno saber que las Thais están mas cortaditas.

  4. Leyla dice:

    A mi, me encanto el duchador. Es vox populi que los argentinos preguntamos por el bidet antes que el aire acondicionado. Y ese instrum de higiene hasta en los ferrys me parecio fantastico. Buscare uno para mi casa!!!

  5. Monica dice:

    Me encanto tu relato , muchas cosas ya las sabía sin embargo lo de la ducha lo desconocía … coño muy complicado ir de baño en baño con ducha en el asterisco si te sentó mal una ensalada de papaya con picante !

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