Situaciones tailandesamente divertidas que pasan a diario en Bangkok (II)
Si Tailandia es un lugar raro, bendito sea todo lo que parezca raro. Llegué yo a Bangkok de vacaciones en 2010 y me pareció benditamente divertido de todo lo raro que resultaba. Porque para ver cada día la freidora del bar de Paco escupiendo croquetas aceitosas no hace falta irse al otro lado del mundo. Lo genial de Tailandia son esos momentos dantescos, bizarros e irrepetibles.
Situaciones cachondas de las que ya dimos buena cuenta la pasada semana. Traemos cinco historias cotidianas más que acaban por ser el arroz nuestro de cada día. Y la primera es el idilio con el lugar al que todo extranjero suele aterrizar al llegar a Bangkok. Khaosan Road. El barrio (casi) sólo para turistas más esperpéntico que he visto en Asia. Con permiso del pequinés Sanlitun.
El idilio con Khaosan Road es como los buenos romances de los culebrones tailandeses. Primero te enamoras hasta las trancas y no puedes vivir sin Khaosan. En seguida descubres que aquello es una farsa para turistas y le coges manía. Durante un tiempo no quieres saber nada del lugar y, como buen tipo integrado en Bangkok, reniegas con todas tus fuerzas de él.
Hasta que un día, como el que se encuentra a una ex novia en el metro, recalas en Khaosan cuando llevabas meses (años en mi caso) sin pisar el barrio. Y entonces vuelve a gustarte. Toda su decrepitud mochilera, los pinchitos asados y las mazorcas que venden a las cuatro de la mañana y los farangs borrachos y sin camiseta. Al menos, eso me ocurrió a mí. Y ahora me encanta ir a Khaosan.
Y es cierto, esa foto de ahí arriba es de mis primeras 72 horas en Bangkok, con mis amigos, cuando perdíamos cada noche en Khaosan en los primeros días en tierras siamesas. Ese letrero es de uno de los bares de mochileros más populares, con un cartel enorme que afirma no mirar carnés de identidad y que sus cócteles son radioactivos. Sin duda. Son salfumán del bueno.
Mientras degustas tu salfumán con Red Bull, puedes ver en el siguiente chiringuito cómo te ofrecen títulos universitarios falsos, carnés de conducir o lo que desees. Un británico rosadito se quita la camiseta y se echa un cubo de cerveza por encima, mientras pasean dos muchachas tailandesas de faldas sospechosamente cortas y tatuajes reveladores que lanzan miraditas a los farangs que más les gustan.
Thanon Khaosan es un barrio que se merece una entrada entera. Porque hoy nos toca tratar otros momentos que te ocurren en Bangkok con tanta facilidad como que en España te pidan un cigarro por la calle.
Los traumáticos errores al intentar hablar en tailandés
Estudiar tailandés es muy divertido. Y en algunos sentidos es fácil. En otros no. Es más, puede resultar infernal. Pero lo más infernal es intentar hablar en tailandés cuando sabes unas pocas palabras. El resultado puede ser explosivo.
Porque en tailandés hay cinco tonos, pero además, letras como la ‘t’ o la ‘k’, de las más habituales, tienen dos maneras de pronunciarse. Y las vocales tienen diferente longitud. Pero nosotros, hombres y mujeres de ojos redondos, sólo vemos nuestras cinco vocales y nuestro alfabeto, con todo lo malo que ello acarrea. Al menos hasta que estudiamos.
En todos los libros hablan del clásico ejemplo de la palabra maa. Que según cómo la pronuncies puede significar ven aquí, perro o caballo. Pero a mí me gusta mucho más la palabra thai, por lo que conlleva y lo mucho que la usamos.
Thai es tailandés, obviamente. Pero no se pronuncia como nosotros lo hacemos. Nosotros decimos tai, y eso en tailandés es riñón. Vamos, igual queremos llamar tailandés a un lugareño cualquiera y acabamos diciéndole que es un señor riñón. Pero aún se complica más. Porque si en nuestra palabra thai alargamos un poquito la ‘a’, lo que podemos escribir como thaai, estamos diciendo que queremos cagar.
Y encima, el thaai de cagar es el que usamos también cuando queremos decir que nos saquen una fotografía o nos hagan una fotocopia. Thaai ruup sería lo de la foto. El asunto es que si le vamos al de la copistería y nos liamos con las palabras, igual en lugar de decirle que nos haga una copia le pedimos que cague, ahí en su oficina, o que es un señor riñón. Con suerte entenderá que quiere una foto de un tailandés y nos sacará un relicario. A saber.
Peor aún es para nosotros, gentes de habla hispana, si queremos decir te quiero a alguien. Porque la traducción literal de te quiero sería au khun. Pero decir ese te quiero es como decir que a la susodicha la quieres para reventarle cualquier agujero sin importar un carajo lo que ella desee. Y sin amor, obviamente.
Nuestros momentos delicados en el taxi
Mucho y no siempre bueno se dice de los taxistas. Lo cierto es que todo lo que tienen de baratos lo compensan con un servicio un tanto desastroso. Si no hablas algo de tailandés, intentarán llevarte por la ruta que más les dé la gana. Y lo peor del caso es que la mayoría no tienen ni idea de por dónde ir, mejor que les indiques el camino.
Pero situaciones cachondas y momentos divertidos hay muchos. Uno de los mejores fue cuando, saliendo del barrio universitario de Horgankha, el taxista en el que me monto me dice que si podía hacer una paradita. Necesitaba comprar Red Bull, la bebida favorita del gremio, para caldear la noche.
El taxista aparcó el coche delante de un 7 Eleven, quitó el taxímetro y bajó a comprar Red Bull. Me dejó unos cinco minutos solo en su coche, como se ve en la foto. Pensé en cómo sería lo de llevarme el taxi y dedicarme a sacar unos bahts de currela, algo que obviamente no hice. Volvió al rato con una bolsa de Red Bull, y por supuesto me invitó. Qué menos, tras fiarme su vehículo aún sin conocerme de nada.
En otra ocasión, un taxista vio tanto atasco en la carretera que me dijo de parar a comer en un chiringuito al salir de la autopista. Me invitó al arroz y me dijo que fuese un día con él a Isaan a ver a su familia, que tenía dos niños pequeños que estarían encantados de jugar a fútbol conmigo. Me sabe mal no haber ido.
La siesta de los perros en el 7 Eleven
Otro fenómeno que me fascina. Los perros en Bangkok. En Tailandia no es normal tener perros como animal de compañía, y en escasos momentos verás gente llevando un perro. Sólo suele ser normal entre la gente más posh, que llevan a pasear esos perros de peinados estrafalarios al pipican de K-Village.
Los verdaderos perros de Bangkok son los perros callejeros. Puras mezclas que viven y comen en la calle. Se alimentan de lo que pillan o, en muchas ocasiones, de lo que la gente les da. Yo les tengo mucho cariño.
Porque no hay perro más perro que el perro de Bangkok. Su vida se basa en sufrir el calor. Por eso, suelen estar siempre delante de la puerta de las tiendas de conveniencia 7 Eleven, ya que 24 horas al día tienen el aire acondicionado a tope.
Allí los puedes ver, a cualquier hora del día, tirados como si estuvieran muertos, gozando del aire que les llega. Pero para nada. Son como Punchie, el perro de Rocky, que no está medio muerto. Guarda energías para cuando las necesite. Aunque quizás estos perros de Bangkok no la necesiten nunca.
Yo les he pillado mucho cariño. Y desde que una vez vi a una buena muchacha comprar una salchicha en el 7 Eleven y dársela al perro de la puerta, a veces también les doy yo comida. Porque no están muertos. Sólo guardan energía. Y el día que se pongan de acuerdo, podrían hacerse con la ciudad entera.
La próxima semana, más situaciones y momentos divertidos en Bangkok.
La de fotos que tenemos de los perros delante de un 7 11, para hacer un buen álbum. No obstante, yo de noche tuve que cambiar de acera al encontrarme unos 30 perros callejeros con ganas de jugar. Preferí no entrar en su juego, por si acaso.
¡Eso es cierto! Los perros que no duermen delante del 7 Eleven hacen manadas y más vale no encontrártelos en un callejón oscuro. En fin, es Bangkok 🙂
Hola Luis, solo darte la enhorabuena por tu blog, muy entretenido, vistoso y con mucho contenido interesante y divertido. Espero ir pronto a Tailandia y conocer todo aquello! Gracias una vez más por re trasmitirnos tus experiencias!
¡Gracias a ti por leerme, Daniel! 🙂
Confieso que me río muchísimo con tus posts. Estuve en Bangkok pocos días y no me dio tiempo a disfrutar y conocer tanto la ciudad… Seguiré a rajatabla tus recomendaciones 😉
Hola Luis
Que buenas historias has tenido con los Taxistas de Siam………. jejejej
Si Tailandia es un lugar raro, bendito sea todo lo que parezca raro. Llegué yo a Bangkok de vacaciones en 2010 y me pareció benditamente divertido de todo lo raro que resultaba.
Que buenas palabras………. Realmente a veces se necesita algo raro para cuestionar todo lo que es normal.
Lo de los perros, me pasó en Koh Chang, bajé al 7 Eleven a las 4 de la mañana, no había un alma en la calle, solo perros, y al salir me dio la impresión de que estaban estratégicamente colocados en diferentes aceras y que se comunicaban entre ellos, me miraban desafiantes, uno me ladró, joder, me acojoné, escapé rápido de allí. Luego de día ahí están como muertos, pero de noche hacen vida, parecía una mafia perril jajaja