Un rescate y una (necesaria) buena noticia
Encender la televisión cada mañana a la hora de los informativos en Tailandia es, cuando menos, curioso. A veces, los presentadores visten polos amarillos para homenajear a la monarquía. En otras ocasiones optan por lucir camisetas de fútbol porque se celebra algún popular partido muy lejos del Sureste. Pero lo que nunca falla es que casi todas las piezas informativas suelen ir por los mismos derroteros.
El arroz de cada día suele componerse de noticias como el crimen de turno registrado por alguna cámara de seguridad. O historias como la del mecánico que un día se levanta con la sorpresa de que le han birlado la llave inglesa que cargaba en su ingle. También puede uno toparse con la historia de esa joven a la que un tomboy destrozó la cara a golpes de casco por cambiar de contraseña en redes sociales. Y, cómo no, el vídeo de una madre capaz de chatear a dos manos mientras lleva a su hija en moto por la autovía. Las dos sin casco, por supuesto.
Del clima político, en los informativos siameses, poca cosa. Que al fin y al cabo todas las cadenas son de propiedad pública. ¿La excepción informativa? El espacio que le han dado en el principal canal al empresario que llegó a político tras haber amasado fortuna con las casas de baño-masaje. Desde luego que él no tiene pudor para desnudar vergüenzas ajenas. En corruptelas políticas, me refiero.
Por eso, la gran noticia del año en Tailandia era tan necesaria. Me refiero, por supuesto, a la peliculera historia de los niños atrapados en la cueva de Tham Luang. El hito de un rescate que ha marcado un antes y un después en este país. Y sí, también ha eclipsado a otras importantísimas noticias, además de haber creado un circo alrededor de los chavales. Pero, personalmente, me parece que la hazaña que se ha vivido en este país ha sido muy necesaria. Este país necesitaba algo así. Una buena noticia empañada únicamente por la muerte del buzo que formaba parte del operativo de rescate.
Aun así, ha sido una gran noticia, tanto para los tailandeses como para la imagen de este país en el mundo. En un reino del cual se suele hablar en Occidente cuando hay que referirse a las bajas pasiones o al enésimo golpe de Estado, está bien que se haya podido narrar una historia novelesca como la de los chavales en la cueva.
Ahora mismo, algo más de dos semanas después de que el rescate fuera un éxito, es un buen momento para comentar algunas de las peculiaridades de esta historia, además de analizar qué ha supuesto. Y también para volver a darle vida a Bangkok: Bizarro. Porque la historia de los niños de Tham Luang -que seguramente conoce todo el mundo que no se haya metido en una cueva este verano- igualmente supuso algo para un servidor. Y es la mejor excusa para retomar las historietas por aquí.
El día en que el nacionalismo empezó a sobrar
En aquellos días, yo estaba en el norte del país. Cuando estalló la noticia de que una docena de chavales y su entrenador de fútbol habían desaparecido en el interior de una cueva. “Aparecerán muertos”, decían algunos. Otros apuntaban a la película de Viven y a su canibalista escena predilecta. Por otros derroteros, las gentes del lugar esperaban el milagro.
Lo bueno de ese milagro es que no llegó de la manera que decían en la tele. Mientras en los informativos se hablaba una y otra vez de los rezos budistas y del hechicero birmano que, plegarias mediante, iba a lograr que se encontrase a los chavales, los que estaban trabajando eran otros. Como, por ejemplo, el entonces gobernador de Chiang Rai, Narongsak Osotthanakorn, quien hizo las veces de cara visible del rescate. Con su estrafalaria gorra azul por bandera y su pañuelo amarillo, como si fuera Luis Aragonés exhibiendo su chándal por los campos de fútbol.
Muchos apuntan al buen Narongsak como artífice del rescate, o al menos como el coordinador de ello. Quizás fuera así o quizás no, pero yo prefiero quedarme con sus palabras. Ya que el tipo dejó de lado la manera habitual de los mandamases tailandeses frente a problemas tan mediáticos. Los mismos que ante problemas graves prefieren sacar pecho y decir que solo los tailandeses pueden afrontar un problema así y salir airosos.
Fuera obra del ex gobernador de Chiang Rai o no, lo cierto es que ante tan delicada situación en Tailandia se optó por dejar en el banquillo esa costumbre siamesa de pasar olímpicamente del resto del mundo y se llamó a los mejores expertos en rescates de ese mundo.
Sí, también llamaron a los hechiceros, pero finalmente la intervención del más allá solo la consideran decisiva los más supersticiosos, que en tierras siamesas son muchos. Quizás demasiado. No sorprende que ya se ha anunciado que los chavales rescatados tendrán que hacerse monjes durante un tiempo, por eso de agradecer a los cielos su intervención divina.
No obstante, yo me quedo con la forma en que el operativo de rescate quiso dejar de lado las diferencias ideológicas, de raza o de religión.
Quizás el verdadero héroe en todo esto fue Richard Stanton, el buceador británico que llegó a la zona donde estaban atrapados los chavales y quien, junto a otros expertos internacionales, organizaron el rescate. Pero más allá de la gesta, del milagro y del regocijo ante una noticia heroica, en Tailandia ayuda y mucho que fuera un occidental quien lograra aquello.
Y ayuda porque no es común que, en este lado del mundo, vaya uno por la carretera en coche y cuando le pare la policía le diga “gracias”. En lugar de buscar la mordida habitual con cualquier excusa en el vehículo. Todo porque, de forma poco habitual, se vio a los extranjeros desplazados en la zona cercana a la cueva como gente que venía a ayudar sin calificarlos de farangs a los que desplumar.
Uno de los comentarios más repetidos en Tailandia durante el rescate es que la gran colaboración internacional puede haber hecho mucho por tender más puentes entre nacionalidades sin importar sus naciones. El rescate de la cueva fue un hito logrado por profesionales, sin importar patriotismo alguno. Y a más de uno le arrancaron la sonrisa al ver que en plena Copa del Mundo nadie rivalizaba por los equipos de fútbol que jugaban en Rusia, sino que todos animaron al grupo de jóvenes futbolistas atrapados en la cueva.
Rescate internacional con el mundo muy atento
Tras finalizar el rescate con éxito, Narongsak insistió en que todo se debía al equipo de gente llegada de todo el mundo para hacer posible el milagro. Y en el norte de Tailandia se notaba un ambiente de agradecimiento hacia los extranjeros muy poco habitual en Siam.
No eran solo los carteles por la carretera con el Thank You Our Heroes. Era por ejemplo que, al llegar yo al aeropuerto de Chiang Rai, el taxista que me llevó hasta la zona de la cueva no quería cobrarme el trayecto de casi una hora. “Si yo solo soy periodista, de verdad que muy poco puedo ayudar”. Al final aceptó los 500 bahts.
A quienes parece ser que no les gustó tanto que el éxito se atribuyera a los profesionales extranjeros fue a los que dirigen el país, por supuesto. El general militar y primer ministro, Prayuth Chan-ocha, mostró su enfado en numerosas ocasiones con los medios cuando le preguntaban qué ocurría en el rescate. “No puedo decir nada porque no lo sé”, comentó en más de una ocasión, como si no hubieran contado con él.
Se comenta que al Gobierno militar que maneja el país no le gustó demasiado lo de que el rescate fuera tan internacional. Prayuth no se acercó con frecuencia a la cueva, y al rescate definitivo fue una única noche, incluso retrasando su viaje allá. También se ha impuesto la obligatoriedad de que todas las ramas del ejército incluyan ahora en su currículum el rescate en cuevas. Lo que costará una barbaridad de dinero al país, pero si se evita que vuelvan a ser extranjeros los que rescaten a otros niños en una cueva ya lo ven con buenos ojos los que mandan.
El que quizás lo pasó peor en esos días fue su mano derecha, el viceprimer ministro Prawit Wongsuwon. Más que nada porque, en mitad del rescate de la cueva, un barco que transportaba a numerosos turistas chinos de excursión en Phuket naufragó. Murieron más de 40 personas y muchas otras acabaron desaparecidas.
Prawit, como queriendo escabullirse del asunto, dijo que la culpa era de los operadores chinos que se ocupaban turísticamente de aquel tour. Como si no hubiera ocurrido en suelo tailandés. Reconoció luego que fue un calentón y pidió disculpas por ello.
En cualquier caso, a los héroes que participaron en el rescate de la cueva les han dado una tarjeta Thailand Elite Privilege Card, un visado solo para ricos que cuesta unos 13.000 euros y que durante cinco años otorga la estancia en el país, además de traslados gratuitos y otros beneficios.
¿Circo mediático o cobertura necesaria?
¿Qué es más importante para mostrar en un periódico europeo? ¿El rescate de 12 niños y su entrenador atrapados en una cueva o el naufragio por negligencia de un barco en el que mueren más de 40 asiáticos? No hay respuesta a esa pregunta, y cada uno tendrá una opinión diferente.
Muchos critican la gran cobertura mediática que tuvo el rescate en la cueva de Tailandia. Afirman que las vidas de esos niños han sido más importante para los periódicos que las de otros chavales en territorios de guerra. Yo no entraré en esos derroteros, pero sí quiero decir que aquellos que piensan que unos poderes ocultos hacen que se hable de la cueva de Tham Luang en lugar de otros temas para influir en la sociedad, sintiéndolo mucho, van bastante perdidos.
El caso de la cueva fue extremadamente mediático porque, a veces, la gente necesita ver otro tipo de noticias. ¿A qué padres no se les encoge el corazón imaginando que podrían ser sus hijos los que estuvieran atrapados en la cueva? Las noticias del rescate fueron de las que mayor cobertura recibieron en el mundo porque, desde el primer día, se posicionaron entre las más visitadas.
Es por ello que yo no quiero entrar en la estúpida discusión de si se le dio demasiado bombo o si se descuidaron asuntos más importantes. Hablé de ello con periodistas que cubren sucesos puramente de actualidad y, entre todos, coincidimos en que muy pocas coberturas tan demandadas se recuerdan. La historia de la cueva se convirtió en algo de interés mundial.
Hace muchos años que no me dedico habitualmente a la información de total actualidad. Prefiero hacer otro tipo de reportajes más personales. Pero, aún siendo periodista y conociendo bien lo bueno y lo malo del oficio, mucho de lo que vi en la zona de la cueva por parte de demasiados me pareció escandaloso.
Vale, no cabe duda que el rescate logró muchos más recursos gracias a la cobertura mediática. Pero la manera en que se entorpeció al operativo fue lamentable en demasiadas ocasiones. Sobre todo cuando muchas televisiones trataron de captar imágenes que nadie más tuviera.
Fue curioso ver a tantos extranjeros en Mae Sai. Y si bien muchos hicieron un gran trabajo, otros me parece que se pasaron de la raya. Desde los que enviaron drones a captar imágenes que luego entorpecían a los helicópteros de rescate hasta aquellos que luego han acosado a los niños.
Yo me alegré cuando, justo antes del rescate, se echó a los medios de comunicación y a los curiosos de la zona de la cueva. La mayoría de periodistas había resultado ser un incordio para las familias. Sobrábamos. Muchos de los cámaras trataban de meterse en casas de familiares, molestaban a los niños del colegio donde iban los muchachos atrapados y hasta trataban de colarse en los hoteles donde estaban los buceadores.
Peor ha sido el espectáculo posterior tratando de entrevistar a los muchachos o a sus familias. A mí, personalmente, me parece que tras el rescate está de más meterse en la vida de los chavales. Y son los medios occidentales los que están tratando de estirar el tema con ello.
A nivel general, aplaudo cómo los tailandeses organizaron el rescate y también cómo gestionaron a la prensa. Aunque mintieran como bellacos en demasiadas ocasiones. Por ejemplo, cuando engatusaron al personal diciendo que los chavales salían conscientes de la cueva, para que finalmente los buzos explicaran que en realidad los drogaron con ketamina y los transportaron prácticamente inconscientes.
También fue vergonzante cuando no pocos tailandeses quisieron contribuir al circo y montaron aparatosas ruedas de prensa con supuestos amigos de los niños atrapados. En realidad, solían ser chavales al azar que no sabían ni qué responder, la mayoría de ellos ni siquiera conocía a los jóvenes futbolistas.
Aun así, fue lamentable ver a los periodistas internacionales presionando a esos chicos con preguntas incisivas como si fueran del New York Times y estuvieran en Washington frente a Donald Trump. “¿Cómo es posible que no sepáis nada de vuestros amigos?”, decían con tono agresivo alguno. En inglés, por supuesto, como si fuera esa la lengua local en el norte del país. Los chavales no sabían ni qué decir. Por eso, al fin y al cabo, me quedo con que la actuación del operativo de rescate frente a la prensa fue la correcta.
Aquello fue un show mediático del que yo quise alejarme en todo momento. Pese a haber subido al norte, opté por mantenerme al margen de los encuentros masivos para periodistas. Eso sí, que conste que también hubo mucha profesionalidad por parte de otros reporteros. Lo que ocurre es que lo negativo siempre empaña al buen hacer de los demás.
Una historia necesaria; para todos
Al principio de este texto he empezado diciendo que la noticia de la cueva era una gran noticia. Para Tailandia y para el resto del mundo. Más allá de haber podido vivir un rescate sin igual, también se ha puesto en evidencia gran parte de la idiosincrasia del país.
No quiero ni entrar en la estúpida discusión de si los muchachos fueron unos inconscientes o si el entrenador era un irresponsable. Se ha hablado de la prohibición de entrar en la cueva en época de lluvias, pero los carteles de advertencias decían que no se entrara desde julio en adelante, y ellos lo hicieron en junio. Y me quedo con la versión de los rescatados; ellos dicen que tuvieron que desplazarse al interior de la cueva porque las lluvias inundaron todo de repente. Yo he cometido irresponsabilidades mucho más grandes de niño, y seguro que muchos de los que leen también.
Eso sí, el caso fue tan mediático que todo el mundo quiso participar de ello, a veces no para bien. Ahí estuvo Elon Musk dando pena, dándoselas de Iron Man y patinando como pocos por no haber logrado salir en la foto. Si bien yo admiro algunos de sus logros, lo de llamar “pedófilo” a un rescatador que rechazó su invento o ningunear a Narongsak porque hizo caso omiso a su supositorio submarino fueron situaciones desternillantes.
Lo importante es que se ha puesto de manifiesto el gran problema que sufren algunos de los niños y que es representativo del país. El entrenador y tres chavales no tienen nacionalidad. Algo muy habitual en esa zona del norte de Tailandia, donde hay miles de personas que han nacido en zonas fronterizas con Birmania y no poseen nación. Sin poder abandonar su región, ni siquiera pueden coger un avión. Hasta ahora, se les había ninguneado. Esperemos que, debido al mediático rescate, se pueda mejorar su situación.
Y sí, ahora mismo la carnaza en relación a este tema es evidente en muchos periódicos. Como cuando vemos que se habla de las relaciones sentimentales de algunos rescatadores o de detalles morbosos de la operación. Además, algún día más pronto que tarde llegará la película, por supuesto. Pero yo me quedo con cómo ha ayudado a entendernos un poquito más entre las gentes del país y los de ojos redondos, sobre todo cuando aún hoy en día hemos de escuchar que algunos de los que están en el poder aún planteen poner a los turistas pulseras con GPS para tenerlos localizados en todo momento, en lugar de mejorar la seguridad del país.
Situaciones como el rescate, en cambio, dan pie a motivos que nos recuerdan por qué merece la pena estar aquí. Como cuando el segundo día del operativo, en mitad de la montaña, tres periodistas más y yo buscábamos una forma de llegar al centro de la ciudad. Sin taxis ni motos disponibles, fuimos a preguntar al tipo que regentaba un lavacoches. Estaba mordiéndose las uñas de las manos y con las piernas encima de la mesa cuando le preguntamos cómo podíamos llegar al centro.
Con sus pintas de tuneador de coches deportivos y su pelo engominado nos miró y luego echó un vistazo al reloj. “Venga, que ya os llevo yo”. Cogió una de las camionetas que tenía que lavar durante el día y nos transportó a la ciudad. Sin querer aceptar ni una moneda. Luego, nos llevó en otras ocasiones. En otros momentos fueron motoristas voluntarios. Comida gratis tampoco faltó. Y es por situaciones así que, aún con todo lo difícil que pueda ser Tailandia, este es un lugar donde aún merece la pena vivir.
Gracias por volver a escribir despues de tanto tiempo.
Muy buen articulo, gracias por tomarte el tiempo en escribirlo. Y comparto lo que dices en el, Siam con sus luces y sus sombras es un gran lugar para vivir por mucho que les pese a los rajadores que se bajan con la nutria fuera ya del avion y otros personajes similares del mismo hacer. Ademas de la excelente noticia del rescate en si lo sucedido ha ayudado a establecer puentes entre los occidentales y tailandeses, especialmente en las zonas del norte donde no estan tan acostumbrados a vernos como es en otras partes del pais.
Hermanazo Espanol Thai
que Bueno leer este blog otra vez, definitivamente ese fue el noticion de tailandia, vale verga pero esos chinos se ahogaron en Phuket y no se como carajos no pudieron nadar, mejor no meterse al agua si no se sabe nadar pero bueno. La situacion fue mala para tailandia ya que tuvieron que pagar una gran cantidad de dinero a sus familiars algo que se ve mas un acto de disculpas que una compensacion por lo sucedido pues esos botes lo administraba una compania china, en todo caso debio ser la compania la que pague.
Lo bueno de todo este rescate es como dices el reconocimiento a los extranjeros y acercar lazos de cooperacion y amistad entre los farangs que tanto nos gusta esta tierras de siamesas lindas, templos budistas, misticismo esoterico sexual y cuevas de adoracion para que las mujeres thais adoren su dragon, paisajes asombrosos y una vida de relax al estilo buda thai. Asi que bueno hermano thai espanol, creo que esos brujos llamaron quien sabe que espiritu por alli cuidado y invocaron todos al mismo buda solo que cada uno en su manera o quizas una combinacion de
Mae Nak y de Buda al final se necesita meditacion y mente mistica para atraer la Buena vibra salvadora tambien soy de los que pienso que todo esta en la mente eso son palabras de buda pero creo que es asi.
Hermano Luis estare en Tailandia pronto, quizas la primera semana de Agosto estare volando para La Tierra Siamesa, estoy pensando quedarme unos 25 dias, empezare en un templo budista con un retiro de meditacion por 10 dias, todavia no me decido pero hay uno en Chiang Mai se llama Wat Ram Poeng, otro se llama Forest Monastery Wat Tham Wua cerca de Mae Hong son, el otro queda por Chiang Dao Wat Tham Plong este hay que subir unas tremendas escaleras pero la vista se ve interesante despues de estos dias me gustaria pasar 5 dias en pattaya, 5 o 10 dias Bangkok y quizas visitar alguna Antigua ciudad como Ayutthaya u otra, que me recomiendas, que hay en Ayutthaya, ademas de ver al historico buda del arbol, dime estaria bueno quedarse alli, he visto algunos bares por alli, valdra la pena quedarse unos 5 dias alli. Cuanto crees que seria un buen presupuesto para llevar, que me recomiendas, digame Bangkok Bizarro Tailandes.……….
Aaron
Acércate a Camboya es barato con Air Asia. Visita los Templos de Angkor, Siam Reap.
Los que lo visitaron, Dicen que les encanto
https://www.tripadvisor.es/LocationPhotoDirectLink-g297390-d317907-i69235057-Angkor_Wat-Siem_Reap_Siem_Reap_Province.html
Que bueno que volviste!!!!!!!
Dichosos de volver a leer tus artículos. Si te ausentas más tiempo igual empiezan a aparecer comentarios del pelo ¿Que ha sido de Luis?, ¿Donde se ha metido?, ¿Habrá caído en las redes de alguna sibilina criatura? jejeje
Respecto a lo de la cueva, ha sido una gran noticia y es normal que esa noticia sea más interesante y seguida por el público en general que el accidente de los chinos, por la angustia que genera durante tantos días y porque los protagonistas son niños, mientras que el accidente de los chinos por muy tremendo que haya sido, una vez que se produce ya no tiene remedio y no hay vuelta de hoja.
Ahora bien, si se va a cambiar la normativa, más prioritario me parece a mí hacerlo para los barcos de turistas que todos los años ocurre algún accidente y que no permitan hacerse a la mar esas bañeras antiguas muchas, decrépitas. Que la decisión última de hacerse a la mar en todo caso corresponda a un profesional de la marina independiente y no de un empresario turístico que ante las posibles pérdidas económicas decida que es asumible arriesgarse ya que las tormentas en el mar de Andamán o en el golfo de Tailandia son moderadas.
Me alegro de tu vuelta!
He leído tu artículo, en el periódico digital ara.cat.
Por cierto Luis, como mencionas que quizás algún día te mudes a Manila, supongo que ya habrás considerado los aspectos prácticos del cambio y por lo tanto es inevitable que surja la pregunta: ¿Filipinas reúne mejores condiciones que Tailandia para residir?
No me refiero a consideraciones personales, sino a cuestiones prácticas que afectan a todos, como visados, cuentas en bancos, acuerdos bilaterales con España si es que existen etc…
Tu opinión sobre este asunto puede ser de ayuda para cualquiera que pretenda trasladarse al sureste asiático.
Hola amigos, seguramente hayáis visto como vuestros comentarios han vuelto a publicarse. Durante el mes de agosto Bangkok: Bizarro tuvo numerosos problemas técnicos y finalmente se han solucionado, pero se perdió información por el camino. En parte, vuestros comentarios y los míos, claro. He podido recuperar los vuestros, no mis respuestas.
Pero lo más importante es lo que comenté de que, en breve, planeo moverme a Filipinas por una pequeña temporada, un trimestre o algo más. Y decía que, en principio, a nivel burocrático es mucho más fácil que en Tailandia. Puedes acceder a un documento de identidad como persona en tránsito, tener cuenta bancaria, renovar los visados tanto cuanto quieras… pero eso no significa que Filipinas sea mejor. Eso ya es algo muy personal 😉
¡Abrazos!
¿Quieres decir que ha dejado de resultar interesante vivir en Tailandia? ¿Habrá ‘Manila Bizarro’, con estudio comparativo entre las ladyboys tailandesas y filipinas? 😀
Tailandia es un lugar fantástico para vivir, al menos para los que nos gusta Asia. A Filipinas me iré solo unos meses para conocer mejor el lugar, pero a medio plazo quiero seguir en Tailandia. Merece la pena poder contar lo bueno que tiene que ofrecer el archipiélago, comparaciones incluidas 🙂
Hola Luis!
Antes que nada felicitarte por este magnífico blog. Mira que hay blogs que hablan de Tailandia pero nadie explicar mejor que tú lo que se cuece en la trastienda 😉
Nosotros hemos estado varias veces en Tailandia y nos encantan las bizarradas que te encuentras por sus húmedas callejuelas. Bangkok Bizarro es el blog, lo explicas todo tal y como es y nos ayudas a entender mejor su cultura.
Respecto al rescate en las cuevas, independientemente del bombo que se le dio, nosotros aplaudimos la intervención que se hizo por parte de los buceadores.
Cuando leímos la noticia, sinceramente la cosa pintaba muy mal. Conseguir sacar a todos esos chavales sin ningún tipo de noción previa sobre buceo, es todo un ejemplo de profesionalidad, aunque el asunto se cobrase una vida. La cosa podría haber acabado en un auténtico drama, como la del naufragio de los 40 chinos en Phuket durante el rescate a la cueva.
Mucha gente que hablaba sobre este accidente en España, achacaba el error al monitor, aunque pocos sabíamos que el cartel de la entrada a las cuevas prohibía su entrada desde julio y ellos lo hicieron en Junio. Suerte que te tenemos a ti para que nos cuentes todos los detalles
Un abrazo!
Muchas gracias por volver. Espero noticias de Filipinas para ayer. Suerte y un abrazo.
Gran articulo. Gracias for compartir y por volver a escribir en este fantastico blog.
Thailandes es un lugar estupendo. Este diciembre regreso por tercera vez con toda mi familia (10 personas). Siempre con el apoyo logístico de Albert Puig y pensando en visitar a Fernando Andrés en Chatuchak viendo su deroche de simpatía haciendo paellas en Bangkok.