Perder cara, la peculiar manera asiática de entender el honor

Espectáculo en discoteca Levels

Uno de los shows habituales de la discoteca Levels.

Hablar del honor en las tierras que habitan los hombres y mujeres de rasgados ojos es hablar de un honor muy distinto al que yo conozco. Muy lejano a ese honor que de niño me enseñaron a mí películas como Rocky o La princesa prometida. Porque en Asia casi nadie tiene ni idea de quienes son El Potro Italiano o Íñigo Montoya, claro. Y porque para gentes como los asiáticos, el honor se mide en la cara. Y en cómo no perder cara.

Teniendo en cuenta que todo tiene que ver con la cara y en cómo no perderla, se entendería que el bueno de Rocky Balboa no sea el garante de cómo vivir una vida. Pero lo de perder el rostro no tiene nada que ver con que te dejen hecho mixtos en una pelea -que Tailandia es la cuna del Muay Thai- ni con perder grasa de la cara, que eso es cosa de la cirugía coreana. Lo de perder cara es la particular forma en que los chinos viven el honor.

Una forma de honor que los mismos chinos han ido exportando a sus vecinos, entre ellos a los tailandeses, aunque su origen sea budista. Y aunque a muchos les suene a chino -de ahí viene el asunto-, lo que los sajones traducen como lose face o save face es algo que condiciona la vida en Tailandia. Y que puede ofrecerte situaciones esperpénticas que algunos nos tomamos a guasa y ante las que otros reaccionan muy mal.

Os ofrezco mi particular visión del asunto. La mía. Porque cada persona de redondos ojos tiene la suya, ya que no nacimos en tierras de fideos y arroz como para poder entenderlo en óptica rasgada.

 

¿Qué es todo esto de perder cara?

 

Muchacha china y sus laowai perder cara

Una de las primeras ocasiones en las que descubrí qué es todo esto de perder cara lo hice notando dolor en mi cara. Y dolor físico. Era un día en el que estaba prohibido beber alcohol y en el que todas las discotecas cerraban. Menos las discotecas donde van las muchachas de dudosa procedencia y los extranjeros de billetera fácil. Un amigo estaba de vacaciones y había que salir aunque fuese allí.

Eran las cinco de la mañana, el infame antro empezaba a cerrar, y dos mujeres de esas que mi abuela hubiese tachado de lagartas intentaban que las llevásemos al catre.

“Tú me gustas mucho, pero el problema es que estoy trabajando… aunque como me gustas tanto, si quieres me voy contigo sólo por 300 bahts“. Esas fueron las palabras con las que la muchacha a mi lado quiso convencerme. Me largué de allí sin siquiera decirle nada, ¿qué le vas a decir a una señorita que fuma tras rebajarse tanto a las tantas de la madrugada que se va contigo por menos de ocho euros?

Mi colega, en cambio, sale de la discoteca agarrado de la amiga de la muchacha a la que yo acababa de dejar allí. Nos montamos los tres en el asiento de atrás de un taxi, sentado mi amigo en medio.

“¿Y por qué no te has ido con mi amiga?”, me dice la muchacha. Yo, que soy hombre de mentiras piadosas y verdades como puños, opto por lo de las verdadesPheun khun pen itua. “Tu amiga es puta“. ¡Y zas! Tal y como mis palabras salen, la señorita -que seguramente también fumaba- me suelta una bofetada en la cara gritándome y preguntándome qué es lo que había dicho.

“Te he dicho que tu amiga es puta”, vuelvo a contestarle. Y la otra entra en cólera y mis verdades como puños regresan a mi cara en forma de puños literales. Porque ella estaba perdiendo cara y su amiga también. Y es que ser puta es una cosa. Pero que te lo digan a la cara hace que el medidor de perder cara caiga a nivel rojo. Ella no podía soportarlo.

 

Prostitutas humilladas en China

En China son mucho más duros con lo de perder cara. A estas prostitutas, el Gobierno quiso castigarlas haciéndolas salir en público para que perdiesen cara al ser señaladas como putas ante cualquier mirada.

Hablar de cara es hablar de un medidor del honor. Si la cara es el espejo del alma para nosotros, los tailandeses lo interpretan como el honor, orgullo y clase que tienen en ese momento en público. El asiático intenta siempre que esa cara sea positiva y gane -que a uno le feliciten públicamente-, pero no que le hagan perder cara. Como por ejemplo recriminándole o demostrándole que ha mentido.

Muchos pueden pensar que es como lo de las apariencias en nuestra querida piel de toro. Pero es muchísimo más. Porque no sólo es querer parecer mejor -una chica que lleva un bolso Chanel tiene más cara que una con un Louis Vuitton, y ésta que la que usa uno del Zara-, es también que no exhibas una inferioridad.

 

Perder cara en situaciones estúpidas

 

Restaurante tailandés de la calle, comida de Isaan

Si a uno le dan dinero o le dicen que ha hecho un gran trabajo en público, gana cara de buena gana. En una boda, si el novio le da a la familia de la muchacha una buena suma de dinero en forma de sin sot, también ellos ganan mucha cara. En cambio, que a uno le griten o le protesten hace que pierda cara de mala manera.

Por eso, el País de la Sonrisa es muy de la sonrisa. Porque protestar por algo o criticar que un servicio falle hace que pierda cara el que ofrece dicho servicio. Y así, cuando un cliente insatisfecho en una tienda protesta por algo que ha comprado, el dependiente sigue sonriendo. Y si pillan a uno robando, también se lo dicen sonriendo. Porque así no pierden cara.

Cuando esto llega a niveles estúpidos, todo es posible. En un restaurante, por ejemplo. Si pides algo de la carta y no lo tienen, te dicen que no hay. Pero si el camarero llega a la cocina y ve que no tiene ese plato de ternera que has pedido, no querrá asumir que se ha equivocado al no decirte que no había ternera. Entonces, te traerá toda la comida menos ese plato de ternera.

Si le reclamas el plato, te dirá que ahora lo trae. Pero no llegará. Y al cabo de un rato, esperando tu plato, vendrá otra vez el camarero y te dirá si quieres algo más. Pero nada de traerte lo que pediste al principio. Es algo que me ha pasado varias veces en el restaurante de la foto de arriba, Beef Lover’s en Ratchada 4. Muy buena comida pero mucha lucha por mantener la cara.

Cuando uno quiere conectarse a Internet en una cafetería suelen pasar similares situaciones. “¿Tienen WiFi?”, le preguntas al dependiente, que te responde que sí. Entonces te sientas, pides tu café y la contraseña. Vaya, no funciona. Le preguntas otra vez al dependiente. “Tenemos WiFi, pero hoy el servicio no funciona”. Y te quedas con tres palmos de narices. Él no iba a perder cara diciéndote que no funcionaba la conexión.

También está lo de la no negación. Para no hacerte perder cara, un asiático no te dará abiertamente un no por respuesta. Si le propones quedar a un amigo tailandés y no le apetece, nunca te dirá que no. “Te digo algo luego” o “ya te aviso” serán sus respuestas. No quieren que pierdas cara porque no les apetece salir de casa.

¿Por qué todo esto de perder cara? Pues si le preguntas a los chinos, que son quienes exportaron esto a los tailandeses, te dirán que nosotros no podemos entenderlo. Que procede de las más arraigadas tradiciones budistas. Y que no hay traducción para el inglés. Aunque pueda entender como honor, dignidad u orgullo. El bueno de China Mike, experto en lo que traman los hijos de Mao, habla mucho sobre el tema aquí.

 

Guía para ganar cara y no hacer perderla

 

Farang gordo hortera en inmigración

Este farang poco sabe de lo de perder cara, presentándose en Inmigración a pedir su visado en semejantes pintas.

Ya hemos dicho que lo de que a alguien le reconozcan una mentira en su cara hace que se pierda mucha cara. Recuerdo la cara de sorpresa de mi amigo Kyle cuando, tras haber pillado a su novia engañándole y demostrando la prueba con fotos, ella seguía insistiendo en que no. Que cómo era posible que la tratase de mentirosa.

También que lo de recibir un buen puñado de bahts hace que uno gane cara considerablemente. Pero lo que hemos de tener claro es que, si hacemos que alguien pueda no perder cara o incluso que gane, nos estaremos camelando a esa persona. Y parte del éxito en Tailandia y en Asia viene de hacer bien esto. Así que aquí van unos trucos para dar cara y hacer que alguien mejore su honor.

  • Homenajea a alguien en público, hay que enjabonarlo bien. Si lo haces delante de su jefe o sus familiares, mucho mejor.
  • Llevar a alguien a una cena cara y pagar tú. En las relaciones hombre-mujer, lo normal es que el chico pague la primera cita y contra más cara mejor. Así ella gana cara. Luego ya harán lo que les dé la gana.
  • Los regalos caros funcionan a la perfección. Si regalas algo de marca a alguien, ese alguien lo subirá a Facebook para ganar cara. Y dirá que se lo han regalado, claro.
  • Da cumplidos y demuestra que estás pasándotelo muy bien con esa persona.
  • Y todo lo relacionado con tratar bien a alguien en público, claro.

Ahora, mejor hablar de lo que has de evitar para no perder cara. Mucho cuidado si hacéis que alguien pierda cara. Yo me llevé unas bofetadas en un taxi. Algunos se han llevado palizas severas.

  • Criticar a alguien abiertamente, negar su opinión u oponerse verbalmente a él. Por eso no hay discusiones.
  • Descubrir la mentira de alguien delante de esa persona.
  • Una falta de deferencia o respeto a personas mayores o superiores.
  • Decir abiertamente que no a algo que te hayan ofrecido. Como ir a una fiesta o ver a un amigo.
  • Interrumpir a alguien cuando está hablando. Deberían aprender en los debates de Telecinco.
  • Enfadarte con alguien es criminal. Has de mostrar tu sonrisa siempre.
  • Demostrar que alguien anda cojo en alguna habilidad. Por ejemplo, en la carretera yendo en moto hay auténticas discusiones por esto.

 

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8 comentarios

  1. Oscar dice:

    Toda esta mierda de no decir que no directamente tambien sucedia en japon, creo recordar.

  2. Claro. Son cosas del budismo, aunque en esto de la cara los chinos son los reyes. En Japón lo que me pareció más peculiar fue lo del idioma. Como no les gusta perder cara mostrando que no hablan inglés, se ponen a hablar en japonés a toda pastilla sin dejarte opción a ti a hablar en cualquier otra lengua. Así el que queda mal eres tú y ellos no pierden honor…

  3. Iñaki dice:

    Buen articulo, aunque a veces no entienda esta obsesion thai x quedar bien y evitar el enfrentamiento la prefiero 1000 veces al mal rollo y mala onda q hay en la piel de toro, aunque haya gente q no lo entienda y lo califique de mierda pq no ko comprenda

    Saludos desde el Norte

  4. Jon dice:

    Joder, ahora me explico muchas cosas xD

  5. carlos dice:

    Oye …por que criticas a los falang …te crees superior …habría k verte a ti cuando llegaste ; se ve k te falta calle y sobra universidad …majo

  6. Manuel dice:

    Curioso lo de la diferencia cultural y las formas de ganar/perder cara.
    Me llama la atención lo que comentas sobre el carácter tailandés con respecto a pillar mentiras.
    Vivo en España pero mantengo contacto con un amigo thai y me llama la atención que sin ser un amigo muy íntimo (al menos a mi parecer) me reconozca mentiras que ha soltado a mí o a otros colegas.
    Me deja descolocado con respecto a lo que comentas sobre su orgullo y cara…

  7. Aaron dice:

    Mierda por 8 euros y le dijistes que no ? La de Madrid te dijo que odiaba todo Tailandia y eso te parece mejor idea? no que va, las mujeres de mi país son un fastidio, tambien. Estas mujeres de siam son mas calientes que cualquiera y creo que eso molesta a la que esta muy fría. Y tu le dices puta? Amigo yo creo que mas puta es una que te hace pasar un mal momento. Creo que esa mujer de Siam realmente le gustastes y creo que fue sincera te pidió 300 bahts, quizás para regresarse a su casa. Pero quería pasar un buen rato contigo.

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