¿Sigue la fiesta censurada a partir de las 2AM?

No es la primera vez que hablamos de lo que es salir de fiesta en Bangkok. Es más, es un clásico en estas páginas. Y sin embargo, la policía y el nuevo Gobierno militar nos ha dejado sin poder festejar más allá de las 2 de la madrugada. ¿Es siempre así? ¿Se salta la prohibición algún club? Sí, como hemos hablado previamente. Pero son mínimas las excepciones y lo de copear hasta las tantas sigue siendo un asunto bastante peludo.

Tras levantarse el toque de queda con el que se estrenó el golpe de Estado -cuando las discotecas tampoco pararon de funcionar-, todo volvió a la normalidad en la noche de Bangkok. Una tranquilidad para los amantes de la noche que duró pocos días. Desde agosto, la policía se puso seria por primera vez en muchos años y, de la mano de los militares, cerraron todas las discotecas dos horas pasada la medianoche.

El cierre que pintaba fatal ya que, por primera vez, los locales intocables quedaban tocados y hundidos. Incluso el inefable Swing, antro que recogía a todos los restos que aguantaban pasadas las 6 de la madrugada, sucumbió y se clausuró por tiempo indefinido. ¿Ha mejorado la situación en estos tres meses? No mucho.

A modo de actualización, podemos decir que se ven algunas grietas en el férreo control a las discotecas más allá de las 2 de la madrugada. Y sin embargo, el panorama sigue igual de complicado que antes para los fanáticos de los amaneceres a oscuras.

 

¿Qué queda abierto a partir de las 2?

 

Hace tres meses, la clausura era casi total. A las 2 cerraban todas las discotecas. Sin exclusión. Recuerdo estar en Scratch Dog y encenderse las luces diez minutos antes de la hora legal, aparecer los militares -ametralladoras en mano- e invitarnos a salir. Algún club quedaba abierto, pero no muchos.

Incluso las discotecas de arañas, donde el público masculino es occidental en casi su totalidad y las mujeres de alegre vida, cierran las puertas a esa hora desde entonces. Sin excepciones notables, aunque algunas alargan algunas noches. Descubrir cuál es la que se mantiene unas horas más en el candelero puede traducirse en largos paseos en taxi.

Desde entonces, numerosas opciones alternativas aparecieron. Nuevos clubes que abrían en lugares recónditos y que a las pocas semanas tenían que cerrar. La policía está siendo bastante implacable con estas nuevas opciones.

¿Hay buenas noticias? Más o menos. O bien la policía se está retrasando en llegar a los garitos, o se resquebraja la prohibición. Discotecas como Scratch Dog, afectadas de pleno al cubrir mayoritariamente la franja entre las 2 y la 5 de la madrugada ahora empiezan a llenarse a medianoche y, si hay suerte, aguantan hasta las 3. Empieza a alargarse una hora la noche en muchos locales.

Incluso algunos clubes de arañas abren hasta las 4. Amigos se han pasado por Spicy, un habitual en lo de pasarse el horario por el forro, y parece que está aguantando hasta esa hora. Todo con tal de encontrar un nuevo nicho de mercado en los que alargan la fiesta.

Desde Chiang Mai, donde hace un par de meses todo se acababa a medianoche, me avisan que Infinity ya apaga las luces más allá de las 3, dando una tregua a quienes están en la capital del norte. 

 

Los ‘problemas’ de romper la hora legal

 

Hay que asumir algo. Los locales de festejos y discotecas han de cerrar a las 2 de la madrugada. Esa es la legislación vigente. ¿Que no tiene ningún sentido porque, hasta ahora, se salía hasta la madrugada? Eso no importa. Quien se mete en garitos de turbio aspecto a altas horas de la mañana sabe que se la juega. Y jugar es decisión de cada uno.

En estos meses hemos visto nacer clubes gigantescos alternativos en Soi Ron Mueang 8. También garitos pequeños acondicionados como discotecas en Sukhumvit 22 y hasta casas y locales comerciales reformados a clubes de madrugada. Ninguno ha pasado de las tres o cuatro semanas hasta tener que cerrar. Y quienes estaban en alguno de esos tugurios cuando fueron clausurados tuvo que pasar por férreos registros policiales.

Esta persecución sigue activa. Precisamente, hoy, la prensa tailandesa anunciaba que la policía ha cerrado un club en Srinakarin que funcionaba de madrugada y donde además se mezclaban prostitución y drogas. Lo más florido del lugar. No es muy conocida esa zona porque es casi de uso exclusivo de tailandeses al estar muy alejada del centro, pero hay enormes discotecas por allí similares a las de Ratchada 4.

Meterse en un embolado así por continuar la fiesta puede tener consecuencias algo desastrosas. Al final de la línea de tren aéreo de Sukhumvit sé que hay un local que abre cada día hasta bien pasada la madrugada. Allí además se junta eso que en Tailandia está muy prohibido y la policía seguramente tenga la mosca detrás de la oreja. Porque la propia discoteca indica cuándo han de salir los clientes, que es en el momento en que los agentes se han marchado de los alrededores.

Quedarse dentro de una discoteca clandestina sin poder salir, a las tantas de la madrugada y con la policía acechando, no es una experiencia muy gratificante. Aún más sabiendo que es posible que acusen de lo que sea a quien allí dentro pillen. Para más inri, son garitos casi exclusivamente de público tailandés, con lo que un occidental de redondos ojos canta más que un escorpión frito.

La solución más razonable pasa por volver a casa a las 2 de la madrugada. Porque además ya no es divertido alargar la noche en según que tugurios.

La legislación es casi imposible que cambie para favorecer horarios menos rígidos. Lo único que puede pasar es lo de siempre, que la corrupción regrese. Al fin y al cabo, en el club clausurado en Srinakarin encontraron libretas con los nombres de los agentes a quienes pagaban los sobornos y las cantidades a tener en cuenta. Pero, ahora mismo, el cierre es implacable.