¿…y por qué empezar una nueva vida en Asia?
Para los niños de extrarradio que nacimos en mitad de la Transición, nuestra vida empezaba y acababa en el barrio. Hacíamos bandas en la escuela y soñábamos con robarle un beso a Marta, esa chica que paseaba a su perro en el parque donde íbamos los colegas. En las gasolineras vendían cintas de Camela y en vacaciones no había más presupuesto que para ir al pueblo de la abuela. Y turismo era una palabra que no entendíamos.
En mi barrio, uno de esos barrios obreros de la periferia de Barcelona donde se hablaba con acento andaluz, de niños nunca supimos lo que era viajar más allá de ir a Andorra a comprar un televisor. Hasta que un día llegó una máquina recreativa a esos bares cargados de humo donde se servían quintos y vermuts a granel. Fue entonces cuando descubrimos Street Fighter II y muchos de nosotros intuimos lo que debía ser viajar y descubrir otras tierras.
A mí me gusta decir que la nuestra fue la Generación Street Fighter, una época que despertó en muchos chavales el ansia por conocer. Porque no sólo repartíamos mandobles digitales por cinco duros mientras algún cincuentón de voz ronca miraba desde atrás con su puro en la boca y quejándose de los chavales que llenaban el bar. Sino que viajábamos de país en país y veíamos cómo debían ser China, Rusia o Estados Unidos. Más de uno aprobó el examen de geografía al poder situar Japón o la India en el mapa tras retar a Ryu o Dhalsim.
Algunos años antes de eso, cuando tenía que subirme a una silla para coger el atlas geográfico que había en casa, yo ya miraba la cartografía embobado y soñaba con ir a esa zona que estaba a la derecha en los mapas. No sé por qué, me atraían Malasia e Indonesia. Pero del lugar al que ahora llamo hogar, Tailandia, no supe nada hasta Street Fighter II y el momento en que llegué a enfrentarme a Sagat.
Creo sinceramente que un buen puñado de muchachos de la Generación Street Fighter empezaron a pensar en lo de ir a otros lugares del mundo gracias al sin duda más importante juego de lucha de la historia. A mí sin duda me influyó, durante toda mi adolescencia quise visitar Japón y en mis años universitarios quería acabar la carrera para mudarme a China.
Porque yo nunca estuve muy interesado en eso de hacer turismo, ni en Asia ni en ningún lugar, si bien tengo pasaportes llenos de visados donde se dice que he hecho turismo en casi todos los países de este continente. Las vacaciones en mi casa siempre empezaban en coche y nunca se iba a sitios donde hacer fotos a piedras que alguien del pasado pusiese allí. Y quizás el no haber sido turista de niño ni de adolescente hizo que nunca me haya hecho especial ilusión ver ruinas enfundado en pantalones cortos y con una cámara de fotos colgada del cuello.
Yo no quería hacer fotos de los lugares calificados de imperdibles en la guía de viajes azul. Sino que viajar allí tuviese algún sentido. Un propósito. Como en Street Fighter II, si bien no tenía por qué ser estrictamente lo de repartir mandobles.
Esa es la diferencia entre quien desea pasar sus vacaciones en este lado del planeta y quien quiere venir indefinidamente. Y tan respetable es lo uno como lo otro. Pero para hacer turismo no necesitas un propósito, mientras que para vivir en Asia sí.
Un propósito para venir a Oriente
Da igual en el momento en que sientas la necesidad de salir de tu país, sea hacia Asia o a cualquier otro sitio. Puedes ser aún un niño o haber formado una familia ya, pero cuando sientes ese fuego va a ser imposible pararlo. Y más vale que no lo pares, porque sino corres el riesgo de ser totalmente infeliz. Si sientes que has de salir de la protección de tu tarjeta sanitaria, no te quedes al calor de una vida sin riesgos pero aburrida.
Más allá del romanticismo de hacer borrón y cuenta nueva en el otro lado del mundo, para vivir en Asia necesitas tener ese propósito. En la ficción del videojuego de Ryu, Ken y compañía era partirse la cara unos a otros. No en vano, el propósito de muchos que vienen a Tailandia es medir sus posibilidades en el ring. Para otros, es algo tan válido como matar la rutina o huir de una vida en la que no se sienten cómodos.
Y en mi caso era sentir experiencias en mi piel que mereciesen la pena ser humildemente narradas. Da igual cual sea tu propósito, pero necesitas uno.
A veces ese propósito conlleva riesgos. Pero, ¿desde cuándo la tranquilidad ofrece emociones? No tengas como meta labrarte una jubilación próspera si sales de Europa por tu propio pie, ni tampoco sueñes con cosechar experiencia laboral a menos que formes parte del selecto grupo de expatriados que son enviados aquí por alguna multinacional. La posibilidad de encontrar un empleo al uso aquí es menor que de donde vienes.
Si buscas experiencia laboral de manera segura, prueba suerte mejor en lugares como Suiza o Alemania. A Asia es más fácil venir en busca de experiencias, en plural, y más relacionadas con las emociones que con aumentar ceros en una cuenta bancaria. Salir del hogar buscando esa experiencia laboral en lugar de una experiencia vital no te hace más feliz.
Luego, nada saldrá como imaginas. Porque lo mejor de adelantar el reloj más de cinco horas es que será totalmente imposible que intuyas cómo irá todo. En algunos momentos sufrirás, en otros reirás como un niño. Si tienes suerte vivirás una segunda vida, redescubrirás sentimientos que seguro olvidaste, como la necesidad de aprender idiomas y adaptarte a culturas. Todo será nuevo como cuando ves una película.
Ya sea por seis meses, un año o una década. Incluso si te quedas toda la vida. El tiempo que te quedes en Asia dependerá de tus posibilidades, pero cuando el lugar ya no te llene, ves a otro sitio. No permanezcas en un país donde ya no te sientes cómodo.
Un lugar donde vivir en Asia
Para vivir una experiencia así, sin duda vale la pena haber vivido muchas experiencias. Nunca sabrás si realmente quieres vivir en Asia si jamás pisaste el continente. En Occidente existen legiones de fanáticos del anime y el manga nipón que sueñan con Japón sin imaginar que en el país del Sol Naciente ponen barreras terribles a las gentes de ojos redondos.
Igual que ocurren con muchos de los recientes seguidores del pop y de los productos audiovisuales coreanos, que fantasean con que en Seúl los hombres son tan apuestos y las mujeres tan bellas como en la televisión. Cuando las gentes de la calle en Corea del Sur son de las menos agraciadas en el Extremo Oriente. Es por eso que el país es líder mundial en cirugía estética, liman mandíbulas a bisturí y alargan piernas para poder representar ese ideal de belleza.
También mucha gente aterriza en Tailandia como primer lugar en Asia y quedan tan enamorados que deciden vivir aquí, sin descubrir otras opciones. Mi recomendación, si es posible, siempre es buscar a fondo tu lugar. Porque no hay una ciudad o un destino mejor que otro para vivir en Asia.
Quizás alguna ciudad de la China del continente, con lo duras que son en todos los sentidos, te enamore. O el frío de Seúl lo encuentres cálido, igual que el racismo japonés pueda ser un impedimento menor. Tokio me parece un lugar fascinante donde vivir, sin duda. Pero igual te sorprendan otras opciones. ¿Y si esa ciudad secundaria de Indonesia te cautiva? ¿Qué tal ese pueblo de playa que encontraste en Filipinas?
Mi ciudad idealizada en Asia era Hong Kong, desde que me fascinaban las películas de Bruce Lee de niño y los thrillers hongkoneses de mayor. En Street Fighter II mi personaje favorito era Fei Long, también del pequeño estado del Pacífico. Hasta mi restaurante preferido en el barrio lo llevaba un tipo de la isla, sin duda el único sitio del extrarradio barcelonés donde encontrar comida china sorprendente.
Mi primer viaje a Asia fue a Hong Kong, pero nunca traté de empezar una vida allí. Luego estuve en la China continental, dos veces. Y casi empecé a trabajar en Pekín. Mis 30 años los celebré en cambio en Japón, donde me fascinó un país en el que vivir se me antojaba muy complicado.
En cambio, cuando vine a Bangkok sentí que era el lugar. Recuerdo que llegaba de Camboya cuando entré en Siam y, antes de regresar a China, supe que la próxima vez que volviese a Tailandia sería para quedarme.
Tailandia tiene, a mi entender, la mejor calidad de vida al mejor precio de Asia. Bangkok es una de las grandes ciudades de Oriente, si bien no tan avanzada, pero da la talla. Es también uno de los mejores lugares donde comer y sin duda donde salir de copas. Y además es un excelente lugar desde el que moverte por todo el continente, con vuelos baratos hacia cualquier sitio. Además, la Navidad se pasa en manga corta.
¿Significa eso que Bangkok sea el lugar donde quedarse? Para nada. Es mi lugar, ahora mismo. Pero todos hemos de buscar nuestro lugar, ya sea en Asia o en cualquier otro rincón del mundo. A mí el tráfico terrible de la capital tailandesa o los fuertes olores no me molestan. Que me atropellase un taxi o que si le faltas al respeto a alguien pueda sacarte un machete son asuntos menores para mí. Pero no para otros.
Y sin embargo, no he dicho lo mejor que tiene vivir en Asia. La gente. Y cuando digo la gente, no me refiero a la amabilidad de por ejemplo los tailandeses, sobrevalorada por muchos que llegan de visita. Lo realmente fascinante de este país es la gente que puedes conocer en tu misma situación.
Tiene gracia que vengas hasta el otro extremo del mundo y que encuentres conexiones muy fuertes con gente de tu mismo país. Pero es normal. Porque aquí es muy fácil que topes con alguien con tus mismas inquietudes, alguien que se plantee su vida fuera de su país para poder vivir algo diferente. Gente como tú y que no sueña con la estabilidad de un trabajo fijo. Las relaciones personales que haces aquí son de altísima calidad.
Por eso, todos los momentos en que te pierdas en la traducción, en que no entiendas que te quieren decir, no importan. Igual que da igual lo que piensen los demás. O que a veces te pare la policía para registrarte o te pidan pasaportes y visados. Lo único que vale es que estás sintiendo emociones tan fuertes como cuando los niños de la Generación Street Fighter soñaban con volar de país en país con un propósito, aún estando en aquel bar sucio con olor a fritanga y engullendo nicotina y alquitrán.
Te has levantado sentimental eh? lo de los adornos navideños a 35 grados supongo que te terminaron afectando. Yo acabo de volver a casa y tengo que explicarle uno por uno que lo de dejar el trabajo en Alemania para irme a Asia es una decisión para sentirme vivo, que lo peor que me puede pasar es que tras medio año me haya fundido mis ahorros y me tenga que volver a Centroeuropa para volver a empezar… una vida monótona y de cielos grises.
Pero por desgracia en España la gente esta en un estado de shock-inanición con tanta crisis y les cuesta ver las cosas de otra manera, una pena 🙁
¿Por cierto que personaje de SFII te cogías? Buena entrada como siempre
Se nota que la navidad esta cerca. Pero esta bien que estes mas blandito este mes 🙂 No siempre vas a ser el rey de la fiesta haha. Deseo que tengas buen final de año y ya sabes, año nuevo problemas nuevos 🙂 Espero verte por alli a mediados de año 😉
Street Fighter, extrema violencia repartiendo mamporros a diestro y siniestro en los bares de barrio, me encantaba el juego.
Pero yo soy un poco más de la época de los primeros videojuegos, menos complicados y de esos primeros ordenadores, sobre todo esas maquinitas infernales que venían de Japón llamados MSX. Entonces descubrí como una especio de Marco Polo tecnológico, que oriente era distinto a lo que conocía de las pelis americanas de Japoneses malos malísimos.
Empecé a investigar sobre Asia cómo podía (no existía internet aun) y me choco el hecho de que, curiosamente, me atraían mas las srtas. de ojos rasgados, que las voluptuosas rubias caucásicas con siliconados pechos y grandes caderas de los calendarios y revistas que corrían semi furtivamente por la época. Cosa, la cual, obviamente, tenía el problema que no podía compartir con amigos y familiares, para los cuales, las asiáticas simplemente eran feas… Lo pude “llevar” un tiempo… 🙂
Yo no me lie la manta a la cabeza como muchos de vosotros a los cuales alabo, eso sí, llego el día que me hice mayor y pude “salir del armario” hasta que, casualmente y sin buscarlo, me case con una de ellas… y como a ella le pasa justamente lo contrario que a nosotros, que le atrae mas lo occidental, y ellas, en definitiva, queramos o no son las que mandan ya sean asiáticas u occidentales, pues aquí estamos. 😀
Espero algún día, jubilarme allí…
Un saludo!!
Quizás estaba un poco más sentimental, claro que sí. No me arrepiento de haber rechazado buenos trabajos y contratos estables a cambio de hacer lo que quiero hacer. Es otro tipo de vida, pero con muchas más recompensas. Sobre todo cuando ves que en tu entorno muchísimos amigos toman el camino de ‘sentar la cabeza’ y asumir que los años buenos han pasado y es el momento de vivir una vida ‘más aburrida’.
Chicho, entiendo perfectamente lo que dices. Casi nadie te entenderá. Pero bien te digo que yo me vine con la misma idea en enero de 2011, que igual me fundía los ahorros en unos meses y se acababa. ¿Era un problema? No, la experiencia lo merece. Es más, tras mis primeros 13 meses aquí, tuve un problema y necesité regresar a Europa. Me salió un trabajo muy bien pagado y de mejores condiciones en Andorra, ahí en el frío que separa España de Francia. Aguanté nueve meses y regresé volando a Asia. Y puedes imaginar cuánta gente criticó mi decisión de abandonar “un buen puesto de trabajo y estable”.
Y Brain, aquí te espero para el año nuevo tailandés. Deberías estar comprando el billete de avión ya mismo, que además el clima ahora en Tailandia es excepcional…
Fran, ¿tuviste un MSX? Yo pasaba tardes enteras en casa de mi primo, unos diez años mayor, jugando con su MSX de cinta y cartucho. Mis padres acabaron comprándome un Spectrum, al que le di muchas horas hasta que me pasé a las consolas. Yo asumo que el primer acercamiento a Asia lo tuve con los videojuegos y las películas de kung fu, especialmente las de Bruce Lee. Y aunque no hayas vivido en Asia, puedes decir que vives ‘con Asia’ y que la vida de mezclas culturales la tienes en casa tanto como los que vivimos aquí. Además, ¿quién de tu barrio conoce los tejemanejes de Korat y el mundo rural de Isaan? 😉
Por cierto, en Street Fighter II empecé con Ryu, aunque luego me pasé a Chun Li por ser la más rápida. Cuando aparecieron los nuevos personajes de Super SFII, Fei Long fue mi favorito. ¿Cuándo hacemos unos combates? xD
Está claro que nos has puesto sentimentales a todos, te vas haciendo mayor Luis, pero así es la vida 😀 De un modo u otro nos podemos identificar mucha gente en las vivencias que cuentas.
Por supuesto, cuando me deje caer por allí nos vemos un día por Korat y es posible que en algún rincón encontramos una vieja máquina de Street Fighter!!! Pero seguro que alguien más estará encantada de hablar contigo de culebrones y famosillos/as con una vision un poco mas occidental. 😀
Feliz navidad 🙂
A mi me ha encantado, entre que somos coetáneos y de la periferia de BCN se a lo que te refieres con ese sentimiento de que había un mundo fuera que en nada se parecía a lo que se vivía a finales de los 80 principios de los 90 en nuestros barrios y que uno soñaba con llegar a ver aunque en el fondo pensara que era algo casi imposible. De ahí que muchos cuando ya alcanzamos una cierta edad en la que poder tener recursos y en caso de haber podido sortear algunas responsabilidades hayamos acabado dando tumbos por ese continente.
Gran artículo. Un poco sentimental, pero es de las pocas veces que me he sentido reflejado en el autor xD.
Los ordenadores de 8bits. Que gran epoca…:)
Cambiar un poco de registro y mostrar sentimientos está bien, y que todos tengamos recuerdos de aquella época es importante. El texto lo hice con cariño. Quizás este no sea el lugar, pero gran parte de lo que escribo en otros sitios es así. Tengo una novela y media escritas con un tono similar, que debería perfilar del todo para que se viesen con cara y ojos.
Los 80 y los 90 creo que fueron una época muy especial, para los que éramos niños, adolescentes o jóvenes nos marcó y mucho. Pero eso ya es otra historia, y lo que importa es cómo nos fascinaba todo lo desconocido entonces y que ahora hemos podido verlo con nuestros ojos 😉
Que recuerdos me ha traído esta entrada en tu Blog, yo también soy de la época en la que nos divertíamos en los recreativos o en la calle y soñábamos con ver esos países extraños, lo de viajar lo he convertido en profesión, aunque desde un punto de vista un poco diferente…no voy en plan turístico, pero bueno, me encanta conocer países y culturas nuevas. En cuanto a las maquinas recreativas de nuestra juventud, donde tantas monedas gastamos, lo he convertido en un hobby y de vez en cuando me da la vena y me fabrico alguna 😀 para muestra una de las ultimas que tengo en marcha
https://youtu.be/PMJIbciSMZA
No veas, Javier. Me has dejado de piedra con lo de la máquina. Amigos míos tienen máquinas caseras, y aquí en Bangkok tenemos una en casa de un colega. Aunque con monitor TFT, que no es lo mismo, pero da el pego.
Eso es que somos la generación Street Fighter 😉
Luis tremendo reportaje me quede sin palabras, tus palabras lo dicen todo. Creo que debo organizar mi vida para ser feliz y no infeliz este fuego que corre por mis venas, el fuego nunca se para cuando desde adentro sabes que es asi. En mi país he vivido una vida muy limitada y con pocas opciones de progreso. La gente realmente es muy cerrada de mente y el budismo es algo extraño, A veces píenso que estoy en el escenario de Sagat aquí. la gente vive un sistema de vida como para conectar y a la vez desconectar otras cosas. Realmente solo tengo una opción gracias a mis abuelos que siempre me dieron mucho amor. Una herencia que podría salvar mi pellejo de caerme aquí y de seguir en esta esfera limitada.
Gracias, este reportaje es una gran inspiración. Saludos, Suerte.
Gracias por tus palabras, Aaron. Si realmente te sientes así, adelante. Planifica todo y viaja, haz tu vida y seguro que merece la pena. ¡Te espero!
Gracias hermano, un abrazo de seguro nos veremos. para que me pongas al dia de las cosas.
Este blog es buenisimo lo he leído varias veces. Ahora me hice la misma pregunta. La respuesta es muy simple allá es como un jardin de serpientes arañozas y acá es la castración autoritaria completa de todos los sueños.
Quisiera vivír en asia
Como hago para vivir en Asia
Me ha hecho replantearme muchas cosas este post