Con la pasma en los talones y sin final feliz
Cuando llego en tren aéreo a Asok, el centro financiero de la ciudad, una de las pantallas gigantes suele recibirme con la imagen del nuevo Gobierno militar de Tailandia y su eslogan favorito. “Estamos trabajando para devolver la felicidad a los tailandeses”. Ya saben, a quienes toman el poder sin pasar por las urnas siempre les gusta mucho lo de justificar sus acciones en nombre de la felicidad.
Desde luego, lo de devolver la felicidad al pueblo tailandés tiene su qué. Incluso alguno podría intuir que, si la ignorancia es la felicidad, es por eso que el Gobierno del general Prayuth Chan-ocha censura y le dice a su pueblo lo que ha de pensar y decir. Aunque ellos saben que está feo decirlo. Porque de ignorantes suelen tachar a los extranjeros por no comprender que un golpe de Estado era lo mejor que le podía pasar al país. “No podéis entenderlo, hay que ser tailandés para verlo claro”, se atreven a decir algunos. Estará en los genes, qué sé yo.
Sin embargo, la entrega de la felicidad es como lo de poder resolver el sudoku de la realidad siamesa. Es algo reservado en exclusiva al pueblo del nuevo primer ministro.
Que la felicidad no es un derecho por estos lares si no tienes pasaporte tailandés ha sido más que palpable en las últimas semanas. Sin salir de Asok, al otro lado de esa pantalla con el lema en pos de ese mundo feliz del que hablan los tailandeses, los turistas y paseantes de ojos redondos no llevan bien lo de la sonrisa.
Porque en algunos puntos de la ciudad se han multiplicado los controles policiales en busca de droga en manos de extranjeros. De forma bastante peculiar, cabe decirlo. Y para más inri, están dando cerco a los bares de señoritas que fuman que más gustan a los turistas que vienen polla en mano. También a los masajes con final feliz que demandan los extranjeros.
Por supuesto, el mismo tinglado pero para el público tailandés sigue funcionando como si nada. Para devolver la felicidad a los hijos de Siam, los militares dejan a los extranjeros sin final feliz. Todo ello sumado a los cada vez más habituales crímenes contra extranjeros que salen en la prensa. ¿Más leña al fuego? Se llegó a proponer una ley seca en fin de año y prohibir el alcohol en la noche mágica.
Un escenario que ha llevado a más de uno a la pregunta que se escucha estos días. ¿Ha dejado Tailandia de ser un país seguro para los de fuera?
¿Estado policial sonrisa mediante?
Se habla mucho de ello estos días. ¿Existe un acoso por parte de la policía al registrar a extranjeros? No es algo nuevo, pero parece ser que se ha extendido más en los últimos meses. Hasta el punto en que muchos turistas han declarado no querer volver al país y haber sufrido una muy mala experiencia por culpa de los hombres de marrón.
A mí, personalmente, me parece una opinión algo exagerada. El control policial puede molestarte un poco, pero en realidad es un trámite y, si no has hecho nada malo, no hay motivo por el que sufrir. Si bien hay todo tipo de casos.
Cuando digo que no es novedad es porque el registro a extranjeros siempre ha sido normal aquí. Más aún cuando llevas poco tiempo en el país. Como ejemplo, al instalarme en Bangkok yo vivía en Khlong Toei, cerca de donde se vende buena parte de las drogas que corren por la ciudad. Por ese motivo a mí me pararon al menos una vez por semana durante mi primer mes y medio, hasta que los agentes de la zona se quedaron con mi cara.
El trámite siempre era el mismo. Sonrisa mediante, querían que vaciase mis bolsillos y buscar en mi cartera algún rastro de sustancias. También me cacheaban. Lo normal era que me preguntasen por el fútbol español y se interesasen por detalles irrelevantes. Al par de minutos, me dejaban ir. En otras ocasiones han parado mi taxi durante la noche y me han hecho bajar para el mismo tipo de control.
¿Son legales este tipo de acciones? Más o menos. En principio, un control de narcóticos debería estar señalizado y contar con agentes especializados, lo de que uno o dos tipos sonrientes te paren y te pidan documentos y te cacheen no es el procedimiento habitual. Ahora hasta pueden pedirte muestras de orina.
Como se puede ver en el vídeo de arriba, estos controles tan poco ordinarios no pintan bien. Y parece ser que son mucho más habituales estos días. Incluso se habla de algunos turistas a los que se les han pedido unos pocos bahts para poder marcharse. En cualquier caso, hay varias voces que alertan de ello y otras que dicen no volverán al país al haberles arruinado sus vacaciones por un control policial.
¿Dejar de venir a Tailandia por estos controles policiales? Creo que es un detalle extremo. No es más que un trámite, si bien puede ser engorroso. Y es bastante complicado que te toque, casi nadie los sufre.
Yo insisto en que un poco de colaboración ha de servir para que no pase nada. También veo exagerado que un turista diga que le destrozan sus días de descanso por pasar unos minutos en un control de drogas, hay que entender que el Sudeste Asiático no es Occidente y aquí no valen las mismas reglas. Otra historia sería acabar detenido. Pero de esos asuntos sabe más Herr Peter que yo.
¿Qué hacer si se complica? Primero de todo, estar tranquilo. Algunos dicen que a la muestra de orina es posible negarse. Otros que lo mejor es no firmar nada si te llevan a comisaría. Quizás con un poco de colaboración baste, al fin y al cabo depende mucho de cómo te vean los agentes. Eso sí, recomendable llevar siempre una fotocopia de la primera página del pasaporte y otra del visado de entrada.
La pugna por la ‘decencia’ en Siam
Nuestro nuevo Gobierno militar ha puesto uno de los focos de su política en defender la moral conservadora tailandesa. No hay más que fijarse en los 12 mandamientos que Prayuth hace recitar cada mañana a los estudiantes en Tailandia. Y claro, tal propaganda mojigata choca con tanta señorita en paños menores paseando por el centro de Bangkok.
¿La solución? Culpar nuevamente a los que vienen de fuera. Mientras el turismo sigue cayendo, se habla de apuntar a un nuevo visitante de calidad, ese que ha de venir a ver templos y pegarse estancias en hoteles de cinco estrellas. Así que los militares quieren recordar a los que usan servicios de esos que no pagan impuestos que los tienen en el punto de mira.
La foto que ilustra el artículo arriba del todo lo demuestra, con un control rutinario en la charcutería de Nana. No pasó nada, sólo fueron a ver que todo estuviese en orden y recordar que la prostitución está prohibida en el país. El otro caso fue cerrar los masajes con final feliz de los sois 22 y 33 de Sukhumvit. Vamos, los que usan los extranjeros.
Para rizar el rizo, el Ministerio de Sanidad abrió la boca para decir lo que siempre dice cuando se acerca una festividad. Que querían prohibir la venta de alcohol en Año Nuevo y en Songkran. Es costumbre que de vez en cuando salga una propuesta así. Igual que cuando hay días religiosos o elecciones, durante los cuales se prohíbe el consumo y venta de alcohol.
En este caso, fue el primer ministro Prayuth quien saltó a la palestra y decidió cortarle las alas al ministerio que depende de él. Según el general, se venderá alcohol con normalidad y que cada uno sea responsable de sus actos. Incluso más de uno ha dicho que la estrategia fue para demostrar que nuestro hombre devuelve la felicidad al pueblo, al permitirle buscar su felicidad en destilados de alta gradación.
Y mientras, el aparato propagandístico lanzó esta semana un vídeo para los niños explicando los 12 mandamientos de Prayuth que ha salido por donde no esperaban. En una escena, se ve a unos niños dibujando a Hitler en la escuela, hecho que pasaron por alto todos los que crearon el vídeo y el propio primer ministro. Nadie se dio cuenta de tan garrafal error.
Obviamente, nada más emitirse saltaron las críticas y el Gobierno tuvo que retirar el spot, que ahora se emite sin la imagen del dictador. La de Hitler, me refiero, a otros dictadores no se les considera como tales. Cada uno tiene a sus héroes, por supuesto.
Con hechos así se comprende que el último primer ministro puesto a dedo tras el golpe de Estado de 2006, Abhisit Bejjajiva, diga ahora que lo mejor es que el siguiente primer ministro sea puesto también a dedo. Y que no sea votado por el pueblo. Poca confianza tienen los que mandan sobre su electorado. Quizás es que piensen que con mandamientos conservadores y dibujando a Hitler no es posible crear conciencia crítica.
Aqui la prensa se pega un tiro al pie con la tasa Google y allí el ministro con el tema del turismo. Los primeros no ha pasado un día y ya están llorando. El segundo cuando los números no cuadren y no llegue el dinero para uniformes nuevos ya veremos si no lo acaban jubilando para preservar la “felicidad de los tailandeses”…AGAIN xD
Buenisimo luis, lo de que el extranjero no lleva bien lo de la sonrisa me encanto, si parece extremo decir que le jodieron las vacaciones por un control, pero ¿en que termino el control? no se, a mi no me molestaria, pero me abstendria de fumar marihuana aun sabiendo lo potente que es la hierba thai! seria una cosa que me dejaria en el tintero!
Una de las mejores entradas que he leído últimamente en este blog. Enhorabuena. Yo no he percibido un aumento en los cacheos, claro que en donde vivo (zona de Pratunam) no se usa tanto yo creo. Donde si me cacheaban de vez en cuando era cuando, hace años, pululaba por la zona de Banglanpu (khao San) incluido un episodio de tour por los cajeros automáticos de la zona en moto, en medio de un sandwich de dos policias para pagar la mordida por una micro-china que no sabía ni que la tenía en el bolsillo pequeño del pantalón… Menuda panda de HP. Ojito a los aficionados al fumeteo… aquí no se andan con chiquitas con esos temas y cuando menos te puede costar una dolorosa mordida sino algo mucho más grave.
Lo de las drogas aquí es para andarse con ojo. Si te pillan con algo, más vale que tengas la tarjeta de crédito a mano y puedas pagar su mordida de 500 euros, 20.000 bahts. Es el máximo que puede sacarse en el cajero. Si se acaba en comisaría, todo puede acabar muy mal…
Los hay que pueden ser muy mamones, que te metan algo en el pantalón es aberrante ya.
Como detalle, a mí tampoco me cachean últimamente, es cierto que depende mucho de la zona. En Pratunam no he visto cacheos, en Khaosan es algo habitual. Aunque también parece que tienen un radar para detectar a los que llevan poco tiempo, seguramente piensen que sean más intimidables o suelten los billetes pronto. El caso de los turistas que dicen haberles arruinado sus vacaciones, curiosamente, no acabaron en comisaría ni pagaron nada. Según ellos, fue el hecho de ser cacheados, que lo consideraron intolerable. A mí me parece una reacción extrema, hay que saber donde se va de vacaciones…
Realmente l política de un dictador es casi igual en todos lados, con respecto a los 12 mandamientos parece mas bien un claro reconocimientos de presevar la tradición tailandesa. No me parece una mala idea ya que bueno los Tailandeses se sienten orgullosos al no ser un país conquistado por los europeos y preservar su identidad. Es algo que a mi parecer, lo puedo entender muy bien.
El símbolo de la esvástica es un símbolo confuso por que fue utilizado en el partido nazi de Hitler. La esvástica realmente tiene muchos significados y representaciones en casi todas las creencias del mundo.
Con todo esta vaina que se publica realmente parece que la policía es dictadora también, con sus leyes de pizarra y de calle dispar. Realmente en mi país, los polis también timan a la gente en los semáforos cuando se pasan una luz roja o comenten una infracción al doblar por una calle que no se debe doblar.
Que puedo decir la corrupción el algo mundial, no solo en Tailandia.