Culebrones, farangs y la ‘madame’ tailandesa
Aún recuerdo cuando conocí a Cristina en los pasillos de la universidad y me desveló por qué estudiaba para ser reportera. “No me pierdo un capítulo de la serie Periodistas y he entrado en Periodismo para ser como Belén Rueda”. Puede sonar a chiste, pero las notas de corte en la selectividad aumentaban también en Medicina y Enfermería cuando se emitían teleseries de hospitales. Supongo que así se entendería el boom inmobiliario en España, aupado por la tortura televisiva de Manolo y compañía.
En Tailandia, donde leer es deporte de riesgo y las bibliotecas son un lujo caro mientras hay fiestas gratis para devolver la felicidad, la televisión aún es más poderosa. Y los culebrones que se emiten cada noche en las principales cadenas, con sus tópicos y caricaturas, son los que influyen en las mentes de los nacidos en este país.
Así se puede entender la pasión por el dinero y las apariencias siamesas. Todos los culebrones locales -conocidos como lakorn– están ambientados en la opulencia y en la búsqueda del dinero y el amor, donde la Tailandia que sale retratada está formada por personas de piel blanca y rasgos muy poco del Sudeste Asiático. Viven en casas enormes con unos horribles muebles europeos y conducen los descapotables que la contaminación de Bangkok nunca te permitirá ver en la calle.
Además de los particulares noticiarios tailandeses, que dejan a los de Telecinco como garantes de la objetividad, el otro gran forjador de las pasiones y deseos de los ciudadanos de este país son los lakorn. Y para muestra, un botón: Cuantas más violaciones se emiten en los culebrones, más aumentan los delitos en los que algún desalmado se intenta beneficiar a alguna muchacha por la fuerza.
Porque lo aprenden de la televisión. Y además lo que muestran las teleseries es que una violación no es algo tan grave. Normalmente, el protagonista fuerza a la chica en un cabreo y se le va la mano. La viola. Pero, claro, él es un buen muchacho que tuvo un desliz, así que al final ella le perdona y acaba la historia siempre igual. Pasando por el altar con una sonrisa.
El tópico del farang en los culebrones
Sin embargo, hoy no hablamos de la televisión tailandesa ni de los culebrones en general. Sino de la forma en que se educa a la población en el hecho de cómo somos los extranjeros. Pese a que mi nivel de tailandés no llega para entender todo lo que dicen en los lakorn que emiten cada noche de lunes a domingo, sí me voy quedando con la copla en muchas ocasiones. Y sobre todo cuando usan la palabra farang.
Los culebrones, al ser un producto para un público muy tailandés y en ocasiones sin educación, se centran en los estereotipos más comunes. El chico rico, la chica guapa, la familia que no permite el matrimonio, el amigo que no tiene dinero pero es un buen chaval y la boda. Toda historia ha de acabar siempre en boda. ¿Y qué pasa cuando salen extranjeros en los lakorn? En ese caso él no será el que se case en la boda, claro, sino que protagonizará los topicazos de siempre.
Como se pudo ver el pasado domingo en uno de los culebrones de moda en Channel 3, conocido como สวยร้ายสายลับ, lo que podría transcribirse como SuaiRaiSailab, algo así como la guapa que se convirtió en espía. Podéis ver el capítulo sobre estas líneas.
Dejando de lado la historia principal, la segunda mitad del capítulo del domingo se centró en uno de los personajes secundarios. Una muchacha de Isaan, guapa y bondadosa, que quiere recolectar dinero para su familia.
Ya que la joven es muy guapa pero muy pobre, decide que ha llegado la hora de tirar por la vía fácil. Convertirse en la mujer de un extranjero. Y como bien dijeron en el serial, asumir que pase a ser señalada como mia farang, la esposa de un ojos redondos. Nuestra heroína emprende el viaje a Bangkok para encontrarse con el hombre que hará posibles todos sus sueños. Sin importarle un pepino qué clase de tipo sea su futuro farang.
El capítulo no dejó de ser un recorrido de tópicos en el que sólo faltó salir el búfalo que se muere en Isaan, porque hasta la madre enferma fue mencionada. El farang, cómo no, pintó ser extremadamente rico, pero también feo, egoísta, maltratador, engreído e incluso algo maloliente. Sí, entre los tailandeses de escasa educación gusta decir que nosotros no nos duchamos más que una vez a la semana. Será porque no estamos todo el día en las casas de baño y masaje.
El clímax del capítulo fue cuando aparece el extranjero en escena y, para más inri, el actor no era un farang. En una artimaña televisiva más ortopédica que el reemplazo del hijo del Fary en Menudo es mi padre, nuestro farang resultó ser un tailandés hijo de matrimonio mixto. Pero disfrazado de farang. Ancho de espaldas y barriga, mucha barba, un batín y la siempre presente cruz católica. Hablando perfecto tailandés, claro.
Lo de hacer el lakorn de cartón piedra y no dignarse siquiera a poner a un actor occidental –a veces los hay– es algo que se hace sin remilgos en la televisión tailandesa. Es más, ese mismo actor barbudo sale en infinidad de series y en la noche del lunes protagonizó otro papel. Pero eso son menudeces para la industria de los culebrones y lakorn. No en vano, uno de los culebrones más exitosos de este año, The Rising Sun, es una historia nipona de samuráis ambientada en Japón, pero con actores tailandeses y que hablan en tailandés. Sólo que comen sushi y visten kimonos.
Todo esto no dejaría de ser un divertimento un tanto cuestionable si no fuese porque, claro, mucha gente se lo toma en serio. Y al final la imagen que queda de los extranjeros es que somos así. Por lo que es normal que muchos, sobre todo en estratos sociales sin educación y sin haber visto mundo, piensen que los occidentales nadamos en dinero. Pero que también somos bastante poco deseables.
El sueño de convertirse en ‘madame’
En esto del amor y del compromiso, en Tailandia hay donde elegir. Por un lado, están los que reclaman aquello de “a mí me daban dos” y tienen a la mujer oficial -conocida en la jerga local como mia– y luego de tapadillo mantienen a la segunda mujer, la mia noi, término que vendría a traducirse como un poquito esposa. Vamos, una señorita a jornada parcial.
En el amplio abanico de posibilidades de la tailandesa por convertirse en algún tipo de esposa, si el hombre con el que se casa es de redondos ojos ya hemos comentado que se la conoce como mia farang. Y lo de llamarlas así no siempre tiene buenas connotaciones. Como bien dejaban ver en el culebrón del pasado domingo, la señorita que se junta con un farang es señalada por el resto de tailandeses.
Obviamente, son estereotipos. El más grande de ellos es el de siempre, que una tailandesa -sobre todo si nació en Isaan- se junta con un extranjero por dinero. ¿Por qué lo iba a hacer si no? Pudiendo elegir a un hombre nacido en la patria, quedarse con un tipo venido del otro lado del mundo no tiene sentido, dicen. Desde luego, esa es una forma bastante corta de ver la realidad.
Y sin embargo, aún muchísima gente en Tailandia piensa que es así. Sobre todo entre quienes no tienen más educación que la televisión y los siempre curiosos libros de texto -censurados- de la escuela tailandesa.
Es por eso que el apodo simpático que les ponen a las mujeres que acaban casadas con un occidental es el de madame. Y mientras unos las critican entre risas por convertirse en una madame a la europea, otras las miran con envidia.
Lo de convertirse en madame tiene su qué. Aquellas que lo convierten en su meta esperan encontrar a un occidental con buena posición, dinero y que se haga cargo de todos los gastos. Vamos, un tipo chapado a la antigua. “Es la cultura tailandesa”, dicen muchas, argumentando que, en esta parte del mundo, el hombre lo ha de pagar todo mientras ellas se dedican a fundir tarjetas de crédito.
Para muchas madame, todo son ventajas. Porque si bien muchos hombres tailandeses son partidarios también de pagarlo todo, luego se lo cobran yendo a perfumarse a las casas de masaje y baño mientras dejan a la mujer en casa. El amante farang también es posible que se dé alguna escapada por Nana, pero cuanto menos no suele mantener a una segunda mujer ni ocultar a la que se acuesta con él cuánto dinero cobra.
Quizás lo de despreciar a la mujer que se va con un extranjero es simplemente odio por parte del hombre tailandés menos educado, ya que le roban la merienda. O incluso puede ser que se arrepienta de no haber nacido mujer para poder ser una madame y poder comprar bolsos caros sin pegar ni chapa. Eso explicaría el auge de las ladyboys y el hecho de que se metan en la cama sobre todo con extranjeros.
Gracias por deleitarme con tus escritos
Luis, lo has bordado el articulo. Yo me identifico mucho aquí en mi matrimonio, no en los tópicos, si no, como nos miran a nosotros. Imagina, un farang de pelo oscuro, piel blanca, sin ropa ridícula de colorines que no fuma ni bebe cerveza paseándose con esposa de isaan y niños mestizos con, prácticamente casi ningún rasgo tailandés, de paseo por la isaan profunda es todo un reto… que no te conviertas en la atracción del día.
Recuerdo una vez que me fui en bici al mercadillo salían los vecinos de la urbanización de mi suegra a mirarmer… ¡¡¡ un farang en bici!!! y si, en alguna ocasión, y no es broma, una anciana me ha pedido si me podía tocar la nariz y el pelo… de hecho una me toco las posaderas. Totalmente veridico 🙂
Vamos que según por donde te muevas, te sientes como en los programas esos de los exploradores del amazonas. En especial los chicos jovencitos que empiezan a practicar para ser chica, si me encuentro uno en el camino no tengo escapatoria, vienen a hablar contigo pero siempre que pasees con la esposa. Si voy solo no se acercan, no sé bien el motivo. En fin, es increíble, pero cierto que estas cosas pasen en el siglo 21.
En ocasiones quien peor lo lleva es mi mujer, en el pueblo de mi suegra, un día paseando con ella en el mercadillo, una señora le dijo “No se como una chica tan fea puede acabar con un farang como ese…” Por ello le pido a mi mujer que se arme de paciencia en muchas ocasiones… La cultura abunda por su ausencia en estos lugares.
En ocasiones, creo que el hecho de un farang que no fume, que no beba alcohol, no grite, ni sea sucio no lo llevan bien por los pueblos de isaan. En cambio, de las pocas veces que paseo por Bangkok o en alguna ciudad más o menos grande paso desapercibido o.. al menos, no siento ser observado en todo momento.
Saludos!
Fran, tus historias en Isaan son siempre geniales. Lo de ser farang en cualquier villa del noreste siempre tiene su qué. Sobre todo cuando están esperando el tópico de toda la vida. En tu caso, lo que los demás no saben y es más interesante es que tú no conociste a tu mujer en Tailandia, sino que fue ella la que se presentó en tu país.
Increíble los comentarios que tiene que escuchar tu mujer. Pero siempre es así. El concepto de la belleza que tienen ellos es diferente al de los occidentales, pero en muchos sitios no lo entienden, además de que luego está lo de perder cara y demás. Recuerdo que a la novia de un amigo, bastante querido, una señora mayor en su oficina le dijo un comentario del estilo “es normal que estés con un farang, eres el tipo de chica que le parece guapa a los farangs”. Vamos, que la llamó fea en su cara, pero de manera muy fina.
En Bangkok, claro, es normal que no te sientas observado. Aquí es normal ver en cualquier sitio a parejas mixtas. Aunque estas situaciones, como bien dejas claro, es mejor tomárselas a guasa. Historias de pasearse por esta tierra 😉
Me encantan los post semi-faranduleros 😉 Nada mejor que un poco de crítica picante pero dentro del humor que le pones al asunto para endulzarlo un poco, la realidad es que para un farang es un lastre esos tópicos. Aunque aún me queda mucho por aprender en temas siameses ya voy sufriendo lo que es tener que lidiar con chicas chapadas a la antigua. Más que chicas de pocos recursos parecen princesas de alto standing.
Yo no he escuchado aún lo del búfalo pero lo de que no tener estudios superiores es sinónimo de ser pobre o tonto ya lo he visto. Y lo del sin sod es desesperante. El otro día me pasaron un vídeo de un farang que pago 10M bahts por un ladyboy de Isaan. No hace falta que el video iba con indirecta :s
Todo es acostumbrarse a vivir con ello. Al fin y al cabo estos son los estereotipos más comunes, no todo el mundo piensa igual. Aunque lo de los culebrones tiene tela.
Por cierto, hoy también he visto en televisión al actor que hace de farang y del que hablamos en el artículo. Es el tercer lakorn en el que está saliendo esta semana. En el de hoy, hace de jurado de un Operación Triunfo, en una serie que emula uno de los populares programas de formación de cantantes. Él hace de Risto Mejide.
Tras dormir en el suelo de la casa de una amiguita en BKK (ella no tenía colchón), al día siguiente le dije que tenía la espalda destrozada y que fuéramos a alguna sala de masaje de su barrio, que yo invitaba. El sitio era de lo mas autentico, solo decir que el aroma a incienso era sustituido por el pescado que un familiar estaba friendo en la cocinilla de al lado o que la manta con la que me cubría era de “Hello Kitty” dan una idea del nivelazo del lugar. Las masajistas por supuesto, estaban muy concentradas en su oficio, pues mientras nos daban el servicio la música ambiente era sustituida por el volumen de una telenovela que miraban al mismo tiempo.
Yo no me enteraba mucho de que iba el culebrón, pero ahí estaban en una boda, que de repente alguien interrumpía para poner en el plasma (todos sabemos que hay una pantalla cerca de cada altar nupcial) un video del prometido enrollándose con otra y se montó el escándalo. Yo acerté a decir “ohhh mia noi”, con mi escaso tailandés, lo cual provoco la carcajada de los allí presentes: las masajistas, el pescadero, la vecina que estaba de cháchara… menos mi amiguita, que con una mirada penetrante me preguntó “where you learnt that word, humm?” supongo que le hice algo de “lost face” 🙂
Bonita historia, Chicho. De las que hay que vivir por aquí, y es que lo de ir de masaje a Health Land está muy bien, pero meterte en un tugurio local no tiene precio 😉
En estos culebrones, además de las violaciones, los llantos y los espíritus -siempre hay algún fantasma por ahí-, las mia noi son tema recurrente. Y lo de presentarse en público ante la familia pública es un clásico cuando la amante se enfada, se siente rechazada o el dinero deja de llegar.
Seguramente a tu amiga no le moló, muchas veces no les gusta que los de fuera conozcan palabrejas del estilo, como tampoco ‘farang kwai’ (búfalo farang) o incluso sin sod, que siempre acarrea problemas entre parejas. Aunque depende de la muchacha, algunas incluso lo pueden ver divertido y enseñarte más términos del estilo.
Eso sí, seguro que el momento de ver a toda esa gente tronchándose al decir ‘mia noi’ no tuvo precio xD
Después del masaje, me detuve en un supermercado para comprar un paquete de chicles, ocasión que ella aprovechó para cargar 250 baths en chocolatinas a cuenta del farang y volvió la sonrisa a su cara 😀
Como últimamente haces entradas de recomendaciones en BKK, podrías dedicarnos alguna sobre donde ir de masaje y no acabar con una luxación en el intento (o un final feliz). También aclararnos sitios donde ver combates Muay Thai auténtico, sin que nos estafen por ser farangs con altos precios o pachangas, y si lo de los cristales en los puños es un mito de nuestra infancia 😉
Pues de masajes no soy ningún experto. Parece raro por aquí, pero a mí los masajes me suelen dejar igual y habré ido cinco veces en todos este tiempo. Eso sí, si buscas algo de calidad, lo que te van a recomendar siempre es Health Land, que hay varios locales por el país. Muy limpios, acogedores y con masajistas profesionales. Nada de chicas que no tienen ni idea. La única vez que fui, en Asok, me cogió una tipa de unos 40 muy fea, pero que estaba por lo que tenía que estar. El precio son 500 bahts por dos horas.
Luego en la zona de On Nut hay un montón de masajes a 100 bahts que tienen bastante buena reputación. Sobre todo en el callejón que está detrás del parking de Big C.
Otro que le encanta a varios amigos míos, de los que buscan y rebuscan, es uno que está nada más entrar en el soi 8, pegado a Little India. En realidad, es masaje tailandés con influencias indias. Y poco más sé, pero lo de siempre… si quieres que sea un buen masaje (terapéutico), no vayas al que tiene a un montón de chicas en la puerta diciéndote “handsome” xDDDD
Para ver Muay Thai, a nadie le recomiendo ir a Lumpinee o Raja a menos que sepas de qué va el rollo y que sepas quiénes pelean ese día. Como pilles un martes tonto igual te comes un porrón de peleas amañadas para subir las apuestas y, por ser farang, te clavarán entre mil y 2.000 bahts.
¿Lo mejor? Ir al estadio de Channel 7, que son los que retransmiten las peleas cada domingo. Son de los mejores combates, el ambientazo es único y, lo mejor… ¡¡es gratis!! Como mucho, puedes pagar unos 300 bahts por las sillas de delante. Si no, estás de pie como todo tailandés. Inciso: a veces hay mafias que quieren cobrarte una mordida, a esos ni caso. Son como los que dicen que el templo está cerrado. Los combates empiezan al mediodía español, sobre las 13.30.
Hola, me gustaría saber como hago para ver los capítulos de un culebrón que me gusta y si tu puedes subir los capítulos en tu pagina, se llama unending fire of passion. gracias saludos desde Colombia.
Hola María. Yo no tengo esa serie, aunque sé cuál es porque es bastante reciente y tuvo su popularidad. Todos estos lakorn suelen estar enteros en YouTube, sólo búscalos por el título original: ไม่สิ้นไร้ไฟสวาท
¡Saludos!
Hola Luis
Como estas ? Espero todo bien por la tierra de Siam.
Bueno creo que esos tópicos de farangs son algo muy tailandes y para promover el romance y el amor nacional, pero sabemos que no es asi en todos los casos y en ningún lado del planeta el amor y el romance, no siempre será algo nacional.