¿Cómo queda Tailandia tras este ‘movidito’ 2014?

Se acaba el año del golpe de Estado. El de la enésima toma del poder por parte de los militares, lo que hace que este 2014 no sea tan diferente de otros años. Sin embargo, este 2014 ha sido movidito en Tailandia, con el general del Ejército Prayuth Chan-ocha convertido en Primer Ministro saltándose las urnas y un pueblo tailandés que sigue a lo suyo. Sin preocuparse en exceso de quien manda.

El cambio de cromos en el Gobierno tailandés es lo más destacable de este 2014, pero no lo único. La situación económica tailandesa sigue observándose con lupa en la zona, donde hasta el turismo está de capa caída. Pero no sólo eso, también la parte espiritual de Siam está afectada, con el auge de monjes calenturientos que van por ahí haciendo de las suyas.

Sin embargo, no tanto cambió el país durante este año. Algunos aterrizan en Tailandia y se preguntan cómo es posible que un país regido por los militares siga teniendo sus árboles de Navidad a 30 grados al sol delante de los centros comerciales. Quizás muchos no llegan a entender que esto es el Sudeste Asiático, donde no todo funciona como en casa. Y en España aún nos acordamos demasiado del teniente coronel Tejero y su “todo el mundo al suelo”.

Ahora mismo, en la televisión tailandesa acaba de empezar un programa en el que un tipo en abrigo polar, dos jóvenes operadas que parecen más occidentales o coreanas que tailandesas y una ladyboy con más años que las clínicas de cambio de sexo ríen de cualquier estupidez. De lo que le ha pasado al famoso de turno o de la conclusión del culebrón que acaba de emitirse en la misma cadena. Acabó el serial en boda, faltaría más.

Vamos, que todo sigue igual y se siguen inaugurando centros comerciales cada seis meses. Y aun así, a la hora de recapitular lo que ha dejado este 2014 aún tenemos titulares de todo tipo.

 

El golpe militar de mayo y la carrera por la ‘felicidad’

 

Enero del pasado año empezó sumido en las protestas contra el Gobierno de Yinluk Shinawatra. Algunas de las principales avenidas de la capital estaban copadas por manifestantes, que vivían aquello como una fiesta. Si bien el conflicto entre ambos bandos era evidente, claro.

Así llegó el golpe de Estado de Prayuth Chan-ocha. Ahora mismo, más de medio año después, el golpe ha sido un éxito si uno se ciñe a lo que dicen las encuestas que los propios militares elaboran. ¿Y a nivel de calle? Pues parece que sí que se acabaron los enfrentamientos. Es como si los contrarios al golpe de Estado hubiesen asumido muy bien la derrota.

¿Significa eso que todo esté resuelto? Para nada. Si bien el bando de los rojos, partidarios de los Shinawatra, están más tranquilos que nunca, es posible que en 2015 vuelvan a la carga. Veremos. De momento, durante este tiempo Prayuth ha censurado a su rival todo lo que ha podido, eliminándolo hasta de libros de texto.

También el Gobierno militar pidió a Facebook, Google y Line que les dejasen espiar en las conversaciones del pueblo tailandés. Se llevaron un portazo en las narices, claro. Es cachondo, en Tailandia las autoridades dicen que espían las conversaciones privadas, pero en realidad no pueden hacerlo. Estados Unidos, en cambio, dice no leer nada, pero espían todo lo que pueden.

Eso sí, este año veremos la respuesta a la pregunta del millón de bahts. ¿Habrán elecciones en octubre? Ese era el plan inicial de los militares. Pero, de momento, ya los hay que dicen que no dará tiempo y que hay que esperar hasta 2016. No es que le hayan pillado el gustillo a la poltrona del poder, sino que están luchando para “devolver la felicidad a los tailandeses”.

 

Un año ‘difícil’ para los extranjeros en Tailandia

 

Más allá del golpe de Estado y su toque de queda, el asedio a los extranjeros ha estado en boga durante todo este año. Han habido auges en los controles policiales anti-droga con los que arañar algunos bahts a los turistas, asesinatos e incluso se han cerrado algunos garitos de los que gustan a los de ojos redondos. Pero lo que más preocupó a los que aquí residen fue la polémica por el Visa Run.

Legislación propuesta por el Gobierno de Yingluk, los militares se la tomaron al pie de la letra. En agosto, decían, se acababa la opción de hacer Visa Run. Vamos, de salir del país con la intención de volver a entrar y así alargar casi indefinidamente la estancia en Tailandia.

Se habló mucho de ello y se anunció que sería imposible repetir este método a partir del verano. Pero nunca se explicó claramente cómo funcionaría la prohibición. ¿Conclusión? Al final todo ha quedado como estaba.

Dejando casos aislados, hay gente que sigue entrando y saliendo como Pedro por su casa. Y hasta el Primer Ministro Prayuth pidió a los agentes de Inmigración que fuesen laxos con los visa runners, ya que si se ponían serios se quedarían sin profesores de inglés.

Otra de las acciones que más molestaron a los que viven aquí y siguen disfrutando de la noche fue el cierre de las discotecas. Los militares forzaron el cumplimiento de la normativa, que obliga a bares y garitos a cerrar a las 2 de la madrugada y que todo el mundo se saltaba a la torera. Hubo que empezar a a buscar alternativas dantescas o rendirse a tan temprana hora.

En los últimos meses, no obstante, empezaron todas las discotecas a cerrar un poquito más tarde. Ahora mismo, todas aguantan hasta las 3.30, y algunas hasta mucho más tarde. Y ya se habla de que en enero volverá todo a la normalidad.

 

Las horas bajas del turismo

 

El turismo está en horas bajas en Tailandia. Ha caído más de dos dígitos este año y, si bien la Autoridad de Turismo de Tailandia dice que el siguiente año será “el mejor de la historia” para su negocio, todo pinta a que será peor que 2014. Esto no es tan dramático para el país, ya que contrariamente a lo que la mayoría piensa, el turismo no es la fuente de negocios más importante del país. Aunque también suma.

La imagen de país en golpe de Estado sigue siendo negativa, por mucho que se esmeren los militares en contrarrestarla. Lo cierto es que ese es el menor de los problemas reales del turista en Tailandia. Pero la cifra de visitantes en 2014 cayó, sobre todo, porque los países en mandato militar son menos atractivos.

No obstante, los turistas han tenido peores problemas este año. Uno de ellos está siendo, en los últimos dos meses, el aumento de cacheos a pie de calle a turistas con la excusa de ver si llevan droga. El caso ha levantado ampollas y varias comisarías están intentando endosarse el muerto entre ellas, mientras que algunos agentes simpaticones piden muestras de orina en la calle.

Peor fue lo que le ocurrió a los dos jóvenes ingleses que viajaban por el país y fueron asesinados a sangre fría en la isla de Koh Tao. Hannah y David aparecieron en la playa en un deplorable estado, ella violada y asesinada, él ejecutado con un golpe de pala en la cabeza.

El caso fue portada en Tailandia y en Inglaterra durante semanas, sobre todo cuando tras una extrañísima investigación la policía tailandesa endosó el muerto a un par de birmanos que trabajaban ilegalmente en la isla.

Tras el tira y afloja entre las autoridades siamesas -que defendían la detención de los birmanos- y los que clamaban por las irregularidades de un caso que parecía haberse resuelto con dos cabezas de turco, parece que los del país vecino pagará el pato. El caso, igualmente, ya no interesa a la prensa. Sus secuelas son que turistas del Reino Unido llegan menos debido a la mala imagen que se ha llevado el país.

 

Burbuja económica y burbuja religiosa

 

La religión en Tailandia siempre ha sido algo intocable. Aunque a un extranjero bien le puede tocar esa religión y no de forma muy cariñosa. Y es que hace un par de semanas un monje entendió mal las palabras de un sonriente extranjero y entró en cólera. Vestido en su túnica naranja y delante de un puñado de gente en el tren, soltó tres mandobles con rabia al diablo farang.

Es el último caso importante del descalabro del budismo por parte de muchos monjes que van a lo suyo. Los ha habido comprando pornografía, tuiteando sus escarceos sexuales o incluso en líos de drogas. El asunto es tan complicado que hasta las autoridades han puesto en marcha un teléfono de emergencia para delatar a falsos defensores de la moral.

La burbuja religiosa en Tailandia, no obstante, parece seguir siendo estable. Lo que no queda tan claro es qué ocurre con la economía de Siam.

El nuevo Gobierno del país no parece gustar mucho de los de fuera. Por ejemplo, a los inversores japoneses los tiene atemorizados, y algunos de ellos han dicho que, si se ponen en marcha algunas de las medidas restrictivas al capital foraneo, se largarán del país. Veremos qué pasa durante este año.

Pero en 2015 hay un hito económico trascendental en Tailandia. La integración de la ASEAN está prevista para este nuevo ejercicio, con casi libre circulación de personas entre los diferentes países de la zona. Va a ser algo interesante en este país, ya que Siam ha entrado hace algunos meses en la lista negra de países que trafican con trabajadores. La mayoría, birmanos y camboyanos.

Y, por supuesto, falta por ver qué ocurrirá con esa crisis económica que se retrasa. Muchos indicadores decían que el mercado inmobiliario podía estallar a finales de 2014, pero no lo ha hecho. La burbuja sigue, si bien la demanda está estancada. Tailandia es uno de esos países -como España en su momento o China ahora mismo- que viven al calor de un pelotazo inmobiliario.

Sin embargo, hoy aún estamos en 2014, y esta noche poco ha de hablarse de crisis. Hoy se trata de perder los papeles y de celebrar el Año Nuevo, así que mejor dejamos espacio para ir viendo cómo irá todo en Tailandia en los próximos meses.

Desde Bangkok: Bizarro, os deseo un muy feliz 2015. ¡Feliz Año Nuevo!