‘No Money No Thailand’, ¿hay que rascarse el bolsillo para vivir en Siam?

En los tejemanejes de la noche más canalla de Bangkok hay un tipo al que personajes de estrafalario pelaje y dudosa imagen llaman Thor. Un apodo que el buen Thor no se ganó leyendo tebeos de forzudos con martillos, sino viviendo sus correrías en discotecas como Jorge Lorenzo se corrías antes las carreras, a martillazos. Y con resacas martilleantes, por supuesto.

De Thor todos recuerdan su imagen desmejorada y su camisa destripada cualquier amanecer en Swing tras una docena de horas paseando sus casi dos metros de estatura por bares de escasa altura. El primero siempre en salir y también el primero en cerrar tugurios. El primero en descorchar y también el pionero en volar. Viviendo como una estrella de rock con pocos billetes en el bolsillo.

Sin embargo, lo que yo siempre recuerdo de el martilleador de Sukhumvit no es su forma de amenizar las veladas en Penny Black, sino su frase predilecta cuando alguien saca aquello de que todo tiempo pasado fue siempre mejor. “Por favor, dejemos de dárnoslas de abuelo cebolleta“, solía gritar antes de pedir otra botella.

Thor tenía razón. Los que rondamos la década viviendo por estos lares a veces tendemos a pensar que los buenos años ya pasaron. Como cuando le vemos las costuras a esa relación con aquella amante que lograba que vieras aquel hotel con cucarachas como el más bello lugar del planeta. Es muy humano eso de afear las costumbres de un lugar antes amado solo porque los años quemaron la pasión.

Pero hasta el buen Thor ha tenido que reconocer que algo pasa con Tailandia, que no es asunto de abuelo cebolleta. Incluso yo, con lo que amo este país, he de aceptar que algo ha mutado. Más que nada porque las cifras están ahí y se notan de manera muy dolorosa en el bolsillo. Y porque lo de llegar a final de mes en Siam se ha convertido en un asunto muy peludo.

Tailandia se ha vuelto más caro. En algunos casos demasiado. Y los precios en Bangkok de muchas diversiones se han puesto incluso más complicados que los de las siempre elevadas bajas pasiones.

La pregunta es clara, ¿se ha convertido Tailandia en un país para bolsillos abultados? ¿Es ahora Bangkok una ciudad de precios inasumibles? Si lo consultamos en alguno de esos insípidos estudios que tratan de analizar la realidad en todo el mundo en un puñado de folios y cuestan muchos billetes la respuesta es afirmativa, el coste de la vida en Bangkok está por las nubes. Incluso algunos comparan los aumentos de Bangkok con el de ciudades como Singapur. Pero -con todo el respeto y sin él- lo de simplificarlo todo a un puñado de datos es gatillo de tiro fácil para manipuladores de ocasión y salida poco airosa de periodistas despistados.

A través de estas líneas trataré de dar un análisis muy personal, pero también muy detallado del fuerte aumento del coste de vida en Tailandia. Incluso citando esas dificultades que antes eran facilidades. Con numerosos ejemplos y cifras. Aunque si a alguno lo de leer le aburre, ya puedo adelantar mi respuesta. Siam -y Bangkok en particular- son lugares mucho más caros que hace dos años, y cuyos precios serían difíciles de entender si nos remontáramos una década para atrás.

Algunos precios se han doblado, e incluso otros se han triplicado. Además, con los golpistas en el poder lo de las libertades y el libertinaje anda en horas bajas. Y sin embargo, Bangkok seguramente siga siendo la capital más amable del Sureste para vivir. La que más te convence si analizas todo lo que aporta. Y donde, si te lo montas bien, aún se puede vivir muy bien con un presupuesto limitado.

Tailandia es un lugar mucho más caro y aburrido si lo comparas con lo que era el país hace unos pocos años, vale, y eso puede ser como un puñetazo en la ingle para muchos de los que están -estamos- por aquí. Pero hay alternativas para que siga siendo fascinante. Y si lo medimos con la fría Europa u otros territorios de Asia, aún es un lugar donde merece la pena dejar crecer las arrugas. ¿Mucho más caro? Sin duda. Pero aún muy asumible. Incluso barato en según qué menesteres.

 

Pero, ¿por qué Tailandia se ha vuelto un país más caro?

 

Bangkok no deja de ser otra gran urbe asiática en la que, tarde o temprano, los precios se disparan. Y es normal que el resto del país vaya a la zaga si la capital se encarece. Es lo que tiene ese extraño liberalismo económico impuesto por unos tipos que son proteccionistas cuando se trata de que las élites mantengan sus privilegios, dejando en manos del mercado los asuntos del pueblo llano.

Sin embargo, el caso siamés tiene mucho de particular. En Hong Kong o en Singapur -donde vivir es inasumible en comparación con Bangkok- la escalada de precios fue acompañada de los incrementos salariales de muchos -por supuesto no de todos-, y de una mejora de la vida en las ciudades. No es así en el país de la ensalada de papaya. Podemos dar unas ideas de por qué Tailandia se ha encarecido.

 

Los nuevos amos del mundo

Algunas décadas atrás, los hoteles más exclusivos de Bangkok tenía unas curiosas normas de etiqueta, como que los hombres debían vestir con chaqueta. Hoy en día, no solo es difícil ver a alguien luciendo americana, sino que lo común en muchos cinco estrellas son los turbantes, los burkas y las bermudas. “Hay que adaptarse a la nueva realidad del mundo”, me dijo resignado un director hotelero enfundado en un aparatoso traje tras recibir a dos saudíes con pañuelo árabe y túnica blanca tradicional.

Mientras Occidente perdía poder adquisitivo, Asia tomaba el relevo y aparecían hordas de nuevos ricos. El Sureste ahora es visitado masivamente por chinos, coreanos, indios o árabes. Precisamente, el sector turístico siamés lamenta que los occidentales están dejando de visitar Tailandia -en parte por el aumento de los precios-, pero dicen que no hay por qué preocuparse. Tienen el flamante turismo asiático para sacarles las castañas del fuego.

¿Por qué esto ha influido en los precios? En buena parte, porque Asia es un continente de nacionalismos muy arraigados y de puntos de vista muy poco globales. Mientras el occidental puede pagar diez euros por un Pad Thai, normalmente no querrá pagar más allá del precio local. A muchos asiáticos, en cambio, les da igual. Han pasado de tener la cartera vacía a no ser capaces de contar los billetes que amasan.

En muchos restaurantes o bares de Bangkok han visto que si doblaban los precios la variación de público no era en número de personas, sino en nacionalidades. ¿Algún ejemplo? Uno de los lugares callejeros de pollo con arroz más típicos de Thong Lor dobló un día sus precios. ¿El resultado? También doblaron el número de clientes. Eso sí, los tailandeses ya no van por allí y ahora la lengua común en dicho garito es el mandarín.

Como ocurre con la gentrificación, la solución está en huir de los lugares atestados de turistas. Y de los barrios o locales que antes eran visitados por tailandeses y ahora se han convertido en guetos de coreanos, indios o chinos.

 

Una economía en manos ultraconservadoras

La dictadura militar impuesta por el primer ministro no electo Prayuth Chan-ocha hace cinco años ha influido duramente en el país. Y sin duda todo continuará por los mismos derroteros ahora que el golpista ha podido proclamarse electo tras las más draconianas elecciones jamás imaginadas.

El líder de la Junta militar hizo verdaderos estropicios con la economía tailandesa, pero fomentó el viraje de Tailandia en su postura como país que miraba a Occidente para hacerle ojitos a la potencia que mira con cariño a quienes no creen en las urnas. China, por supuesto. No solo fue que el militar siamés endeudara al país para comprar tanques y submarinos al ejército de los hijos de Mao. Sino que ante todo incentivó la entrada de capital chino.

En la recta moral siamesa impuesta por el Gobierno dictatorial, los cambios han sido evidentes. Han eliminado la posibilidad de comer en la calle y lanzaron una cruzada contra los locales de noche que se tradujo en mordidas más feroces. También subieron los impuestos al vino y se cebaron con los restaurantes que sirvieran alcohol fuera de las horas establecidas. Han perseguido a quienes tenían negocios en las zonas de playa y se lo han puesto difícil a todos los que operen en la industria del ocio.

Pero quizás lo más crítico es que, mientras la economía golpista favoreció la adulterada burbuja inmobiliaria mediante la entrada de capital chino, dejó de lado los sectores principales de Tailandia, las industrias exportadoras, de alimentación y servicios. Y eso que dichos mercados suponen el 67% del PIB siamés, según el Banco Mundial.

La borrachera inmobiliaria de Tailandia es tal que, frente a un posible derrumbe del sector hace cinco años, las promotoras dieron paso a la inversión asiática y no solo remontaron, sino que se llegó a una situación de total descontrol. La rentabilidad de muchos condominios en Bangkok es hoy en día de unos 25 años y los asiáticos siguen comprándolos con la esperanza de que, algún día, los precios se disparen de manera salvaje como ocurrió en lugares como Shanghái o Hong Kong. Obvian, en todo caso, que Bangkok es un caso diferente.

Muchos de los emprendedores tailandeses y aquellos que tienen negocios modestos se quejan de la economía que promulga el Gobierno de Prayuth. Creen que ha favorecido a las élites dominantes y les ha dejado de lado a ellos. Por otro lado, los de verde han promulgado reformas centradas en exaltar el nacionalismo y el conservadurismo. Se han olvidado de internacionalizar la economía y han priorizado la censura mediática y otorgar subvenciones a cambio de votos. Y eso se ha pagado con mayores dificultades en la actividad comercial, lo que también hizo que se dispararan más los precios.

 

¿La puntilla? Una divisa en valores insostenibles para los de fuera

Vivir en Tailandia con euros o dólares se ha convertido en toda una cruzada. El baht tailandés se ha convertido en la llamada “divisa de mejor desarrollo en toda Asia”. Ahí es nada. Los que gastamos nuestros euros en Tailandia vemos que comprar moneda local nos cuesta hoy un 25% más de lo que nos costaba antes del golpe de Estado de Prayuth.

Si la borrachera inmobiliaria ya es de órdago, la melopea que arrastra la divisa siamesa es comparable a la de muchos en Nana a altas horas de la madrugada.

No hemos de dárnoslas de abuelo cebolleta y remontarnos a una década en el pasado, cuando por cada euro te daban 50 bahts. Pero es que ya ni siquiera se alcanza el valor de los 40. Si comparamos la tasa de cambio a día de hoy con cómo era antes del golpe de Estado, los de la zona euro perdemos 8.500 bahts por cada mil euros. Con ese dinero bastaba para alquilar un apartamento apañado. Vamos, que un tipo que dispone de mil euros al mes para vivir en Tailandia se ha quedado sin casa por el cambio de moneda.

¿Cuál es la principal causa de este valor brutal del baht tailandés? Nuevamente, el nuevo orden mundial. China. Siam recibe a día de hoy enormes entradas de capital chino que, junto a las grandes reservas de divisas y los altos tipos de interés, ha provocado que el baht se convierta en una moneda de ricos.

Hagamos un análisis más sencillo. Con la enorme entrada de turistas chinos por un lado y de inversores asiáticos en el sector inmobiliario por otro, a los pocos que tienen muchos billetes les va bien que suba el valor del baht. Como apuntan muchos, a las élites dominantes del país les va de fábula una divisa fuerte para poder comprar en el extranjero a precios reducidos y poder vender más caro.

Más allá de que esto favorece que los extranjeros del nuevo mundo sean los que vengan cargados de dinero y que los occidentales visiten menos el país, el problema es que la economía real tailandesa necesita de una moneda de valores mucho menores.

 

Alquilar un apartamento en Tailandia, ¿aún sigue siendo barato?

 

Las buenas noticias, al menos a medias, están en lo de alojarse en Bangkok. Tanto los hoteles como los condominios siguen siendo atractivos en la capital de Tailandia. En el resto del país los precios aún son mucho más asequibles.

Es cierto que lo de encontrar un apartamento por 200 euros al mes en una zona atractiva de Bangkok es cada vez más complicado, pero lo es debido al fuerte aumento del baht. La locura del sector inmobiliario en Tailandia se ceba en los precios de compra, pero no de momento en los alquileres. Es más, Bangkok podría correr el mismo riesgo que ciudades como Kuala Lumpur, donde alquilar es barato y comprar caro.

¿Cuánto cuesta alquilar un apartamento en Bangkok para bolsillos apretados? Como todo, depende. Pero es posible hacer una estimación.

• Cerca de Asok aún encontramos apartamentos entre los 10.000 y los 16.000 bahts. Por ejemplo, Sukhumvit Living Town es un condominio con alquileres alrededor de los 16.000 bahts por apartamentos completos de más de 50 metros cuadrados.
• En Ratchada aún es fácil encontrar en el soi 7 o en Huai Kwang apartamentos modestos a partir de los 7.000 bahts. Limpios y aseados. Eso sí, requieren de alquileres a largo plazo.
• On Nut, una de las zonas que más se han desarrollado en el sector inmobiliario de precios contenidos, cuenta con apartamentos muy sencillos pero asumibles a menos de 180 euros y también con condominios nuevos y modernos por unos 14.000 bahts, unos 400 euros a día de hoy.
• Si nos alejamos de las zonas céntricas y cercanas al BTS es fácil encontrar apartamentos por 150 euros.

Esa es la cruz del sector inmobiliario en Bangkok, lo poco que suben los precios de alquiler en comparación con el de venta. La mayoría de los compradores actualmente son asiáticos que solo comparan el coste de hacerse con un apartamento en Bangkok con lo que les cuesta en China, Hong Kong o Singapur. Eso sin contar con la compra racional, la de aquellos que simplemente quieren adquirir el lugar donde vivirán.

Donde sí ha habido una subida de precio exagerada a la hora de alquilar apartamentos en Bangkok es en la gama alta y de lujo. Es curioso que en una ciudad donde las ratas campan a sus anchas y el tráfico es demoledor se construyan tantos condominios de lujo. Nuevamente, es un factor propiciado por los nuevos amos del planeta.

Quienes quieren alquilar viviendas de gama alta ven que los aumentos de precio son de hasta un 50%. Es fácil encontrar condos de lujo y 90 metros cuadrados por la friolera de 2.500 euros mensuales.

Por suerte, en los rangos de clase media y económica los precios se han contenido si los miramos en la divisa local. Al fin y al cabo, es donde la mayoría de tailandeses se alojan. El problema es si tenemos nuestro dinero en euros. Entonces los aumentos más o menos asumibles que han habido ya no son tan asumibles.

El sector hotelero, menos mal, no ha sufrido grandes cambios. Aún es barato alojarse en Tailandia si pensamos en bahts. En muchas ciudades turísticas, igualmente, han bajado notablemente los precios para adaptarse a los nuevos valores de la moneda nacional.

 

Restauración, ocio y copeo, donde realmente sí nos han hecho daño

 

Bangkok es una ciudad menos divertida en cuanto a lo que su noche se refiere. El aumento de precios y el azote de los militares han hecho que la capital discotequera de Asia esté de capa caída. Al menos en muchos lares. Por fortuna, a nivel gastronómico sigue siendo un lugar impresionante.

El ocio es mucho más caro en Tailandia y sobre todo en Bangkok. Lo de pagar cuatro euros por ir al cine es desde luego algo del pasado, por poner un ejemplo. En cualquier sala del centro pagas el doble hoy en día. Pero es en el mundillo del copeo donde todo se ha disparado, tanto por el incremento de precios como por la escalada del baht.

Antes del golpe de Estado era fácil ir a una de las muchas discotecas de Bangkok y pagar entre 30 y 40 euros por una botella de tu licor favorito. Las cervezas en cualquier bar rondaban los dos o tres euros y la oferta de ocio nocturno era imparable. Ya no es así.

Si nos fijamos en los lugares de copas del centro de Bangkok, el panorama es complejo:

• La discoteca elitista de moda es Sing Sing Theater. Las copas se van a los diez euros -y son de tamaño minúsculo- mientras que la botella más barata te cuesta bastante más de cien euros. Y sin embargo es tremendamente popular.
• Al lado de Sing Sing está uno de los bares más bonitos de la ciudad, Iron Balls. También lleno a diario, pese a que un gintónic -muy bien elaborado- te cuesta la friolera de 12 euros.
• Muchas de las discotecas han optado por centrarse en el público chino y coreano. En Insanity, por ejemplo, pueden pedirte más de 20 euros por entrar en la sala si ese día les parece bien. Las botellas más baratas cuestan cien euros. ¿El público? Asiático y masculino, por supuesto. Así es normal que en la sala haya tanta mujer tailandesa de vestidos imposibles y sonrisas de banquero.
• Mi querida Route66, quizás la discoteca más espectacular de Bangkok, vislumbró un día que si dejaba de lado al público tailandés y se centraba en los jóvenes chinos todo iba a ser beneficio. Dicho y hecho. Route66 es ahora un club para los hijos de Mao que están de visita. ¿Los precios? Exactamente el doble que hace unos años.

Pese a ello, Bangkok sigue siendo una ciudad maravillosa para recorrerla de noche. Ya no existe el Swing al llegar la madrugada, pero está la discoteca de africanos y el Penny Black. Y si uno se mueve fuera del bajo Sukhumvit se da cuenta de que los precios no son tan elevados.

En Thong Lor, por ejemplo, la noche sigue teniendo unos precios similares a los de unos años atrás. Más que nada porque sigue siendo una zona donde mayoritariamente van los tailandeses. Snop en Ratchada 4 sigue siendo un lugar divertidísimo donde el ron local cuesta menos de 20 euros por botella.

Además de que siempre puede uno dirigirse al extrarradio, donde todo es muchísimo más económico. Khaosan, que pasaba por momentos bajos en los últimos tiempos, también ha vuelto a convertirse en otro sitio donde pasarlo bien cualquier noche a buen precio. Al final, el problema está en las zonas más populares. Pero alternativas hay. ¿Que no es tan divertido como antaño? Pues hay que reconocerlo. Pero mejor será quedarse con el lado positivo del asunto.

Lo de comer en Bangkok y en Tailandia sí que es algo que ha subido de precio y mucho si se mira en porcentaje. Y sin embargo la capital siamesa es aún uno de mis lugares favoritos en cuanto a restaurantes y gastronomía.

La solución económica es buscar los lugares de comida callejera, si bien hay muchos menos. Al Gobierno militar del no electo Prayuth Chan-ocha no le gusta lo de que se pueda comer en la calle, prefiere el modelo singapurense al abrazo del aire acondicionado. Y por eso protagonizó una cruzada que hizo desaparecer a muchos sitios callejeros.

Aun así, hay muchos lugares en los que comer en la calle en Bangkok a muy buen precio y con calidad soberbia. Además de restaurantes tailandeses de magnífica gastronomía y precios contenidos. ¿Qué ha cambiado a nivel general?

• En la comida callejera, años atrás lo normal era que cada plato costara un euro. Ahora, con el aumento de precios y la escalada del baht cada plato sube a un importe de entre dos y tres euros. Al menos en las zonas céntricas de Bangkok.
• Los restaurantes más elaborados han subido sus precios pero en porcentajes mucho menos elevados.
• Merece la pena huir un poco de los sitios turísticos y sobre todo de aquellos en los que la mayoría de clientes son chinos.
• La comida occidental sí que se ha disparado bastante. En parte por los nuevos restaurantes elegantes con platos a más de diez euros.
• Para alegría del que escribe, comer japonés en Bangkok sigue siendo casi tan bueno como en Tokio, con los mismos precios razonables.

Es cierto que yo no soy imparcial, para mí Tailandia es de los mejores países de Asia para comer. Y Bangkok la ciudad donde más disfrutar a nivel gastronómico en este continente, tanto por variedad como por calidad. ¿Hay un aumento de precios en la restauración? Por supuesto. Si te descuidas en el centro te la clavan. Pero con algo de cuidado aún se come muy bien y a gran precio. Y en las ciudades menores del país aún encontramos los mismos precios baratos que antaño.

 

Cuánto cuesta vivir en Bangkok y otros gastos

 

Es una pregunta sin respuesta, pero podemos aproximarnos. En 2019, ¿cuánto dinero cuesta vivir en Bangkok al mes? Por supuesto, dependerá de las necesidades de cada uno y lo que para muchos es un gasto innecesario para otros es una obligación.

Unos mínimos actualizados serían los siguientes:

• Alojamiento. Yo recomendaría no estirar por debajo de los 250 euros, incluyendo los gastos de agua y luz. Con eso se puede tener un estudio a las afueras de unos 25 metros cuadrados.
• Transporte. Entre viajar en taxi cuando es necesario y el uso de las redes de tren aéreo y metro es posible gastar unos 40 euros al mes. Los más sufridos tiran de autobús, pero hay que ser muy paciente para ello.
• Comidas. Tirando muy por lo bajo yo no gastaría menos de diez euros al día, y con eso se pasa hambre.
• Ocio. Un día de ocio semanal muy justito pueden ser unos 30 euros. Pero eso solo incluirá algo de cena y muy pocas cervezas en lugares baratos.
• Seguro médico. Unos 45 euros mensuales. No escatimes en este gasto.
• Telefonía y otros gastos. Pongamos otros 40 euros.
• Visado. Más o menos unos 30 euros mensuales.

De esta manera, podríamos decir que en Bangkok es posible sobrevivir con unos 735 euros mensuales. Pero esto significaría estar en unos mínimos muy complicados y sin contar imprevistos. Un buen amigo y fotógrafo sobrevivió con eso unos meses durante este año, pero tenía que medir cada baht. Finalmente, tuvo que mudarse a otro país. Con menos de mil euros es complicado estar aquí, y ese dinero da mucho mejor rendimiento en otros lugares del sureste.

Puedo mojarme aquí y decir que en 2011 pasé algunos meses de penuria en los que viví con 700 euros mensuales y aun así fueron algunos de mis mejores días en Tailandia. El recuerdo que guardo de ellos es maravilloso. Pero la vida era muchísimo más barata por aquel entonces y el cambio de divisa muy favorable. Nada que ver con la situación actual.

Hay servicios que siguen teniendo un precio baratísimo en Tailandia, como los taxis en Bangkok. Y si bien antes había problemas en ciudades turísticas como Phuket, Chiang Mai o Pattaya con el transporte, ahora gracias a Grab se ha logrado reducir muchísimo el precio.

Muchos se quejan del precio del café en Tailandia, pero yo lo veo por el lado positivo. Cada vez es más fácil encontrar café de buena calidad en Bangkok y en otros lugares del país. En mis primeros meses por aquí era casi imposible tomarse un espresso de verdad en una cafetería normal.

Ahora, hay cafeterías en Thong Lor con gran variedad de granos y muy cerca de mi casa hay un sitio donde le ponen un mimo muy especial al café de verdad. Es curioso que ambos ejemplos sean hostales montados por japoneses. ¿El precio de un buen café en estos sitios? Menos de dos euros. Algunos lo verán caro, pero es un buen precio para tomarse un espresso de verdad en esta ciudad donde los hay que pagan cinco euros por bebidas azucaradas de populares marcas americanas.

Eso sí, a mí me lo han puesto difícil en el asunto del calzado. Si hacerse con un par de Converse en Tailandia suponía unos 22 euros al cambio hace ocho o nueve años, ahora son más de 50. La economía, dicen, va pisando fuerte.

 

¿Tailandia un país caro? Conclusiones y ‘alternativas’

 

Mañana me juntaré seguramente con el buen Thor. No será el mejor día, porque mañana no sirven alcohol en Tailandia por asuntos de budistas festejos. Un clásico por estos lares, claro. Pero es que no es fácil verse con Thor, viaja mucho. Casi tanto como yo.

Precisamente, lo de viajar tanto es uno de los motivos por los que yo aún sigo en Bangkok. La capital tailandesa sigue siendo un magnífico lugar para establecerte si quieres recorrerte el continente. Por eso quizás aún no me he cansado de Siam.

¿Significa eso que Tailandia ya no sea tan atractivo? Para nada. Siam es ahora un lugar mucho más caro, pero a nivel general es el más agradable de los países de la zona. Mantiene el encanto de país del sureste asiático y vivir aquí sigue siendo asumible, a la vez que los transportes cumplen los mínimos y cuando necesitas estándares internacionales -como en los asuntos médicos- están garantizados.

Hay que asumir, eso sí, que el país está cambiando. Por un lado, el Gobierno militar no es muy amable con los de ojos redondos. Y luego está el hecho de que Siam se haya popularizado entre los visitantes del nuevo mundo. Mucho ha cambiado con la llegada de tantos viajeros asiáticos, pero es la triste realidad. Al fin y al cabo es una cuestión económica; ellos pagan más y no se quejan.

Un ejemplo es lo que dicen por aquí las damas que juegan a ser arañas en el mercado nipón. Si les preguntas por qué han hecho de su camastro una oficina y de los japoneses sus clientes, lo tienen claro: la regla del cinco. “Todo hombre nipón es un cinco”, te dicen. “Cinco pulgadas de manubrio, cinco minutos de pasión acelerada y cinco mil bahts de factura sin impuestos”.

Por eso quizás Pattaya se está vaciando de turistas europeos. Muchos se han dado cuenta de que en la capital del vicio no ligaban por guapos sino por cartera, y ahora los hay con billeteras más abultadas.  ¿La solución de emergencia que ofrecen las autoridades siamesas para contrarrestar la escasez de turistas europeos? Refugiarse en los nuevos amos de Pattaya, los turistas indios. Son los que vienen ahora en masa.

¿Irá esto a peor? No se sabe. Los hay que piensan que la situación actual del país es insostenible. Otros, en cambio, lo ven como algo natural y estiman que pronto Tailandia dejará de ser un país asequible. En mi opinión, ya lo he comentado. Aún merece la pena vivir aquí, aunque si vas escaso de efectivo no recomendaría Bangkok como destino principal. Y para poner otro testimonio, dejo aquí abajo lo que dice mi compa el Patrón, recién establecido en Bangkok y con ganas de contar lo suyo en vídeo, por lo que es justo hacerle el aguante.

Como he dicho antes, uno de los principales motivos por los que yo no me he mudado a Manila o Taipéi es precisamente por lo mucho que viajo. Cuando estás tanto mucho tiempo fuera no convives plenamente con los problemas. Pero, ¿qué ocurre si Bangkok se te va de presupuesto? ¿Hay realmente una alternativa interesante a Tailandia en esta zona? Por supuesto. Y muchas.

Tailandia es posible que se haya puesto muy de moda en los últimos años, pero no por ello ha de ser ni el mejor país del sureste asiático ni el más cómodo de toda Asia. Eso siempre es una visión personal. Yo adoro el calor, el caos, el libertinaje y la noche, por lo que mi idilio con Bangkok fue inmediato. La gastronomía y lo barato que era todo también influyó. Pero cada persona es un mundo y lo que para uno es una ventaja para otro es una desgracia.

Bajo mi punto de vista, estas opciones son las principales alternativas a Tailandia:

• Quizás la mejor alternativa a Tailandia sea la propia Tailandia. Si la vida en Bangkok te ahoga, ¿por qué no mudarse a otra zona? Hay localidades de playa con muy buena calidad de vida y el norte es realmente barato. Tras haber pasado una temporada este año en Isaan, yo veo ciudades como Khon Kaen o Udon Thani como grandes lugares para aquellos que se hayan aburrido del gentío de Bangkok. Eso sí, en Isaan es preciso hablar tailandés.
• El lugar donde pienso a menudo si sería necesario mudarme es Filipinas, ya que Manila cada vez me tiene más atrapado. Tengo pendiente un largo reportaje sobre este país que tan encandilado me tiene, con el fin de narrar un largo viaje que hice este año por sus islas. Volveré y muy pronto. ¿Ventajas? Es un país enorme y muy diverso, con unos precios baratísimos y muchas opciones internacionales cuando las necesitas. Se habla inglés y es fácil encontrar buenas conversaciones. Pero también es el país más violento de Asia y las diferencias sociales son abismales. El tráfico es terrible y la gastronomía mejorable. Muchos de estos defectos lo hacen para mí aun más interesante, pero no es un lugar para todo el mundo.
• Vietnam cada vez me gusta más y el norte en especial me fascina. Es extremadamente barato y se come fantásticamente bien. A nivel de paisajes es bellísimo y los vietnamitas son agradables, pese a lo que digan. ¿Problemas? Es muy poco internacional y está más limitado que otros lugares. Además de que si sales de las zonas turísticas casi nadie habla ni una palabra de inglés.

• Camboya es hacia donde muchos turistas polla en mano se dirigen cuando han agotado sus posibilidades en Tailandia. Es un país donde hay mucho por hacer, pero es extremadamente pobre y no es seguro del todo. Está bastante falto de opciones y, pese a ser entrañable y contar con mucha historia, no me parece un lugar donde establecerse. En cambio, pasar unos pocos meses por allí sí que es un buen plan.
• Birmania es la tierra prometida que nunca acaba de llegar. Es muy barato, sin duda. Pero el cerrojo que tuvo durante tantos años ha pasado factura y, como ocurre en Camboya, le falta algo de desarrollo para que a la mayoría le resulte interesante establecerse por allí. Pero para los más aventureros tiene un punto interesante por lo rocambolesco que puede llegar a ser.
• Kuala Lumpur es una capital algo edulcorada en comparación con Bangkok, pero Malasia también tiene su encanto. Es un país mucho más desarrollado que los de la zona y la capital es agradable si quieres una vida más tranquila y sin los sobresaltos de los países en vías de desarrollo. Con su crisis interna se ha vuelto un lugar mucho más asequible y que sea un país musulmán no afecta en casi nada.
• Indonesia es posiblemente el país al que más ganas le tengo tras Filipinas. Es otro archipiélago que merece la pena recorrer de punta a punta, si bien me parece más complejo que la ex colonia española. Lo bueno que tiene Indonesia -además de lo fácil que es entenderse con su gente- es que es más seguro que otros lugares y que la variedad de islas es inmensa.
• ¿Y qué hay del resto de Asia? Muchos saben que mi país favorito es Japón, pero lo de vivir allí se me hace muy cuesta arriba y me conformo con visitarlo cada año. Me acerco muy a menudo a Hong Kong, pero son viajes que siempre me hacen un agujero en el bolsillo. En cambio, Taiwán sí que creo que es un lugar ideal para establecerse, el país más asequible de la Asia oriental.

¿Se pondrá el asunto tan peludo en Siam que tendré que abrir algún día algo así como Manila: Bizarro? Nunca se sabe. Tailandia es un país caro si lo comparamos con el pasado, hay que reconocerlo. Y además el Gobierno militar está siendo muy duro con los extranjeros sin permiso de trabajo. Pero, a día de hoy, creo que aún es el lugar más completo del sureste asiático. Y si el efectivo escasea, pues siempre se puede poner rumbo a los países vecinos.